Pareciera un adagio, una costumbre o más bien una ley no escrita en el beisbol. Pelotero que es cambiado luego que se mide a su antiguo conjunto responde y con creces. Eso fue lo que ocurrió este lunes con Elier Hernández.
El novato, quien llegó de los Gigantes del Cibao a los Leones del Escogido vía cambio, ligó un doblete con dos en circulación para guiar la victoria de los felinos 4-2 frente a sus excompañeros, los campeones defensores.
El pitcheo de los dueños de casa funcionó a pesar de un último tramo angustioso. La victoria se la llevó Anderson Severino (1-0), mientras que Rhiner Cruz pudo mantener el juego en la raya. El abridor Josh Smith se fue sin decisión, luego de permitir cinco hits y conceder tres boletos en 4.2 entradas de acción.
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Jorge Martínez (0-1), abridor de los visitantes, lanzaba sin hits ni carreras hasta aquel fatídico quinto inning. Ya lo dice también un adagio: “no hay quinto malo”. Pero el mánager Luis “Pipe” Urueta decidió quitarle la pelota. La decisión pudo haberse vista como apresurada mas no fue así. Ya el serpentinero había golpeado a Peter O’Brien y boleado a Anderson Feliz.
Fue cuando entró a lanzar Luis Santos cuando todo se desbarajustó. El relevista le dejó a Hernández la pelota en la zona de poder y éste aprovechó para meterle hasta las paredes lejanas del jardín izquierdo y barrer las bases.
“Desde que salí del dugout siempre fue positivo”, dijo Hernández una vez finalizado el encuentro. “Yo salí a buscar un pitcheo al que puediera darle con fuerza, Pedro (López) me dio la confianza y pude conectar ese batazo”
Los felinos, quienes salieron de perdedores en el estadio Quisqueya Juan Marichal, necesitaron 3 horas y 22 minutos para acabar con las acciones. Poco más de mil persona presenciaron el primer triunfos de los melenudos en esta temporada.
“Yo estaba buscando un envío alto, en la zona”, explica el héroe ofensivo del encuento. “Afortunadamente él me lo lanzó y la pude conectar bien”.
Escogido sólo había anotado seis carreras en 27 innings antes del tablazo del novato. Con el triunfo todo eso queda en el olvido.
Nuevamente O’Brien demuestra que vino a batear en este torneo. El slugger se fue de 3-1 y anotó dos de las cuatro que fabricaron los dueños de casa. En el último turno al bate le dio con tanta fuerza que Tito Polo, el jardinero central de los Gigantes, tuvo que correr hasta los 411 para capturar la pelota.
“Dame 15 días más y verás como hago los ajustes”, explicó el toletero, una vez finalizado el juego. “Yo solo he seguido haciendo mi rutina y dándole bien a la pelota”.
El estadounidense tiene ahora una línea ofensiva de .286/.375/.571 con un doble y un jonrón en los primeros tres compromisos. A esto hay que sumarle un total de cuatro anotadas. O sea, si O’Brien está en circulación hay problemas para el contrario.
La defensiva también jugó un papel importante. “Así es como se ganan campeonatos, con defensa y pitcheo”, dijo el mánager Pedro López.
Y eso fue lo que hubo ayer en el Quisqueya, una buena demostración de los fildeadores y los pitchers, a excepción del noveno inning, cuando los visitantes aprovecharon un parpadeo de Enoli Paredes, quien permtió dos anotaciones y cuatro hits.
“Creo que Paredes estaba un poco nervioso”, explicó el timonel de los rojos. “Por eso mandé al coach de pitcheo a hablar con él y luego vino ese doble play para terminar el inning”.
Dicen que para enracharse y ascender en la tabla de posiciones hay que ganar el primero. Eso fue lo que sucedió el lunes en Santo Domingo, cuando los Leones logaron salir victoriosos.