El 5 de junio del 2020, Jesús Mejía Armenteros materializó su primer cambio como gerente general de los Gigantes del Cibao: el receptor Willin Rosario llegó desde las Águilas Cibaeñas a cambio del lanzador Junior Fernández. Aunque no ha sido un jugador de impacto de manera sostenida en su estadía con los Gigantes, Rosario lo fue en el último día de la temporada, el día del segundo campeonato de los Gigantes del Cibao en su historia. Como quinto en el orden, Rosario fue parte de un lineup cargado de derechos que castigó al mejor zurdo del torneo, Andy Otero. Rosario anotó la carrera de la diferencia, la cuarta y así puso su granito de arena en la construcción de una temporada que será recordada por mucho tiempo.

La llegada de Rosario, representó el punto de partida de un plan y estrategia del Gerente Jesús Mejía que resultaría en un campeonato para el Jaya: acumular talento nativo sin restricción con disponibilidad para cuando haga falta y complementarlo con los Grandes Ligas (cuando les den el permiso), los prospectos e Importados.

Jesús Mejía fue fiel a su plan. Solo tres días después de traspasar por Willin Rosario, concretó uno de los mayores atracos en la historia de LIDOM: Juan Francisco llegó a los Gigantes del Cibao a cambio de Rosell Herrera. Mejía obtuvo a precio de ganga al líder en jonrones y remolcadas de LIDOM en ambas temporadas desde su regreso a San Francisco. Un cuarto-quinto bate natural con disponibilidad a tiempo completo durante todo el torneo.

El joven gerente de los Gigantes, junto a su mano derecha Jaylon Pimentel y todo su cuerpo de operaciones, jugaron de manera magistral al ajedrez. Traspasaron a Wander Franco por Oneil Cruz en un cambio que involucró a 8 jugadores para eventualmente convertir a Cruz en la pieza central de un cambio que llevó a uno de los mejores peloteros de la liga, Jordany Valdespin, a los Gigantes.

Aunque limitado por las lesiones, Valdespin se convirtió en el bateador emergente de mayor nivel en todo el torneo. Artífice de múltiples comebacks que concretaron los Potros para finalizar la temporada con récord de 37-24. Los cambios dieron sus frutos incluso el que llevó a Maikel Franco a los Leones del Escogido por Otto López que pudo aportar con su versatilidad para jugar diferentes posiciones y su velocidad mientras José Sirí todavía no se integraba.

Sin embargo, el gran mérito del cuerpo de operaciones de los Gigantes del Cibao fue la contratación de lanzadores importados. Históricamente, el picheo ha sido el talón de Aquiles de la organización. En la final pasada, sus esperanzas posaban en César Valdez y Paolo Espino, dos lanzadores que no pertenecen al equipo y que por razones médicas no pudieron lanzar en la segunda manga de la Serie Final contra las Águilas. Con tal de evitar la mala experiencia, fortalecieron la rotación.

Contrataron a Tyler Alexander, confiaron en un importado fue dejado libre por el Escogido por bajo rendimiento en su última temporada con los rojos, apostaron a él y a la capacidad de Wellington Cepeda ajustar ciertos aspectos del lanzador y finalmente se convirtio en el as de los Gigantes. Lideró una rotación que fue apoyada por Logan Ondrusek y que ya contaba con Richelson Peña. Incluso cuando los problemas físicos afectaron a Richelson Peña, la rotación estaba en buenas manos con la inyecciones de Enny Romero y Raúl Valdés en el Draft de Reingreso de cara al Round Robin.

Los importados son una lotería y encontrar esos refuerzos que puedan ser consistentes en la liga es un gran alivio para la dirección de operaciones de beisbol del equipo. Pues pueden convertirse en contrataciones automáticas para los años posteriores lo cuál disminuye la carga de trabajo. Esto pudiera pasar con Henrry Urrutia, que incluso con Ronald Guzmán saludable la próxima temporada, no debe haber problemas en buscarle espacio alternándolo en 1B y DH con Guzmán y Francisco.

Urrutia fue el mejor jugador de los Gigantes desde que se integró a mediados de la temporada regular, lo que parecería una locura tomando en cuenta el alto nivel mostrado por Marcell Ozuna. El cubano tras ser liberado en México por bajo rendimiento fue líder en promedio de bateo (.345) y porcentaje de Slugging (.673) en todo el torneo, mientras era segundo en porcentaje de embasarse (.423) solo detrás de Sergio Alcántara.

Sin embargo, a quien más recordaremos es a Marcell Ozuna. Fue el mejor en la Serie Final. La final será recordada como la Serie del Selfie gracias a Marcell que impactó tanto el torneo que su método de celebración fue imitado por otros equipos. El Selfie una de las tantas razones del club house Gigante, liderado por Luis Pipe Urrueta quién por segundo año consecutivo fue nombrado dirigente del año, luego de ser el dirigente más criticado en la Liga durante su estadía con los Tigres del Licey.

Mérito a los jugadores, a Pipe, a todo el cuerpo técnico, a la directiva y a todo al cuerpo de operaciones que confeccionó el núcleo y desarrolló las estrategias a seguir para encontrar el tan ansiado título de la pelota invernal: Jesús Mejía, Jaylon Pimentel, Luima Sánchez, Mendy López, al dúo de analítica Huáscar Beltre y Jonathan Tiburcio y los scouts José Gregorio Almonte y Raúl Alejandro González.