Una de las mejores expresiones que tienen los estadounidenses para definir a todos aquellos fanáticos que critican a los jugadores una vez terminado el juego es la de “Monday morning quarterback”, que traducido textualmente quiere decir el quarterback del lunes por la mañana.
En América Latina, más específicamente en la cuenca del Caribe, tenemos la frase “mánager de tribuna”, para definir a todos aquellos que dan sus “fundadas opiniones” una vez finalizado el juego. ¿Bueno o malo? Son parte del negocio, de la jungla deportiva y siempre han estado allí.
El Monday morning quarterback sabe más que todo el mundo. Es aquel que conoce a los lanzadores, receptores, el lineup, todo. Nunca ha estado en clubhouse ni ha bajado a una terreno de juego a hablar con un pelotero, tampoco se ha tomado el tiempo de leer los suficiente sobre qué ocurre en su equipo. Él simplemente sabe mucho de beisbol. Su palabra es la ley.
Aparecieron todos ellos luego de la derrota del Licey este viernes contra las Águilas.
Ahora es José Offerman quien ha caído en el tribunal del pueblo. El mánager de los Tigres del Licey amaneció el sábado como tendencia principal en la red social Twitter. Más de tres mil tuits emitían sus sesudas opiniones sobre porqué el estratega no hizo tal o cual cosa para ganar.
Atrás quedaron los acertados movimientos del timonel cuando, hasta hace tres días, los azules lideraban la tabla de posiciones; muchos se olvidan la manera cómo ha manejado, junto a su cuerpo técnico, el pitcheo y cómo ha hecho que el lineup del Licey funcione de tal manera que sea el equipo con mejores números colectivos del Lidom en todos los departamentos.
Memes de todo tipo, burlas, cherchas. Todos arremetiendo contra el estratega.
Claro, siempre ha personas sensatas, con dos dedos de frente. Gente que entiende que esto no es soplar y hacer botella, que dirigir un juego de pelota no es nada fácil. Mucho menos cuando es el Licey y le toca medirse a las Águilas.
Si alguien tiene méritos por todo lo que ha pasado el Licey este año es Offerman. Guste o no guste el estilo del timonel azul, él ha sabido conducir la nave. Tanto así que está a un juego de la cima y está prácticamente clasificado para la segunda fase de la temporada.
Sí, los fanáticos son eso, fanáticos. Y el tribunal de la opinión pública es más implacable que nadie. Pero a veces esos mánagers de tribuna deben entender que en este deporte, en este negocio, nadie quiere perder. Nadie, absolutamente nadie.
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