Oneil Cruz se presentó de pronto en las prácticas del Licey. El grandeliga de los Piratas de Pittsburgh llegó al estadio Quisqueya Juan Marichal ataviado con una franela roja, y bluyín.
Salió al campo de juego, habló con los técnicos y enseguida, a eso de las 4:45 de la tarde, entró a clubhouse. “Me voy a uniformar ya”, dijo el espigado jugador. “Voy a coger rolling y batear un poco. Quiero jugar”. Fueron sus primeras palabras de manera informal, mientras caminaba hacia la cueva para ponerse el uniforme azul.
Rossel Herrera fue la pieza de cambio que dieron los Tigres para obtener al bigleaguer. Cruz nunca jugó un partido con los Toros del Este, pero anda de los más entusiasmado con su nuevo equipo.
A las 5 de la tarde saltó al terreno de juego y formalmente no dio entrevistas con la prensa. Esta es una muy buena noticia para el equipo azul. No todos los días se presente de un pronto el campocorto oficial de un equipo de Grandes Ligas.
Entre los batazos que dio hubo un par de jonrones. Ahora, con el futuro ingreso de Cruz la artillería del Licey se verá más poderosa. Lo único malo, si es que se puede decir así, es que es la sobreabundancia de infielders que tendrán los azules.
“Son de esos problemas agradables que todo equipo quiere tener”, dice Emilio Bonifacio. “Nunca había visto tanto talento junto a comienzos de la temporada. Es increíble lo que está pasando en el equipo”, acotó el capitán del equipo azul.
No hay fecha para su entrada al lineup, pero el hecho de tenerlo presente es importante, muy importante. “Su sola presencia es importante”, explica el Boni. “El talento nunca sobra. Cuando un pelotero de ese calibre viene a entrenar es porque va a jugar y contar con un bate así en el equipo es algo que a cualquiera emociona”.
Licey comienza la jornada de este viernes en el primer lugar de la tabla. Lo bueno es que le siguen llegando piezas criollas y de alto calibre.