Su figura infunde respeto. Pareciera algo desganado, larguirucho, pero no. Todo lo contrario. Es uno de los mejores bateadores de la Liga. Quizá el más peligroso. Batea a las dos manos, tiene la capacidad para batear por los pasillos y, si te descuidas te puede sacar la bola. El impacto de Elly De La Cruz es genuino, verdadero en LIDOM.

Sus números ofensivos parece de video juego. Amanece este martes con una línea ofensiva de .405/.490/.667 en 12 encuentros. A eso hay que agregarle un jonrón, dos triples, cuatro dobles, 13 anotadas y 12 remolcadas. ¿Quién da más?

” Las condiciones que tienen son increíbles”, dice Emilio Bonifacio, capitán del Licey. “Creo que por los resultados no debemos cambiarle nada, no vaya a ser que deje de producir”.

Nada de esto es producto del azar. El oriundo de Sabana Grande de Boyá viene de una súper temporada en las menores. En dos categorías, doble A y clase A, demostró lo que es capaz de hacer. La sumatoria total del año es de .304/.359/.586 con 28 cuadrangulares conseguidos y 86 llevados a casa. Ah, pero antes de seguir, hay que aclarar que su debut en el Quisqueya, este año en LIDOM, fue sacándola por los 411 del jardín central. “Yo sólo trate de hacer un buen swing”, dijo aquel día, después del partido.

“La mentalidad es la misma, salir a darlo todo en el terreno”, Elly De La Cruz.

Poco a poco se ha ido ganando la admiración del público. Cada vez que se anuncia su nombre por las bocinas del coso de la Tiradentes estalla una algarabía. Él es el dueño del estadio. Así de sencillo.

“Si sigue como va llegará lejos”, dice José Offerman. “Tiene mucha calidad, batea, fildea. Lo hace todo bien y está muy enfocado en su trabajo”.

Pero no solo se trata de De La Cruz. Tambien está Ronny Mauricio, su compañero de llave alrededor del segundo cojín. “He trabajado duro“, dice Mauricio. “Y lo estamos haciendo para jugar bien siempre, no solamente contra las Águilas (Cibaeñas) sino contra todos los equipo de la liga.

Mauricio siempre puede jugar. No importa si el pitcher es derecho o zurdo. “A veces me siento bien bateando de un lado o del otro”, acota. “Eso depende. A veces me siento mejor a lo derecho que a lo zurdo y al contrario”.

Sea como sea, ambos peloteros tienen electricidad. los dos han causado impacto en el Licey. Pero como el invierno es una fiesta con músicos prestados, donde los equipo no son dueños ni siquiera del contrato de los peloteros, dentro del equipo azul ligan para que no se produzca la temida “llamada”. Sí, es que se suele hacer para “sugerirle” a un pelotero, sobre todo de ligas menores, que no siga jugando, que descanse, para que llegue tranquilo al campo de entrenamiento.

Eso sería un golpe duro para los felinos, porque si bien es cierto que nadie es imprescindible, también es verdad que el impacto positivo de estos dos jóvenes será difícil de conseguir en otra dupla… Por lo menos en esta temporada.