El sur del país tuvo su equipo, los Caimanes del Sur en San Cristóbal y no pudo mantener la franquicia por razones económicas. Peloteros abundaron, pero no así inversionistas. La entrañable  “Cadena Marrón”, para los más adultos que alguna vez disfrutaron de ella, dejó de existir porque el deporte es un negocio. No hay mucho más qué abundar.

Pero no ha sido únicamente el Sur los interesados en la expansión de la liga, La Novia del Alántico, Puerto Plata, también. De hecho, estaban listos en la provincia solo a espera de las indicaciones de lo que les restaba por hacer. Incluso, se llegó a difundir en prensa y mucho se habló de “Delfines de Puerto Plata” o de “Piratas del Atlántico”.

 

El intento fallido de Puerto Plata

Para finales de 2005 tres artículos de la Ley 98-97, que crea dos nuevas franquicias para la práctica del béisbol profesional de invierno, fueron declarados inconstitucionales por la Suprema Corte de Justicia. Leonardo Matos Berrido depositó una instancia en la Suprema Corte de Justicia en febrero 2001, a través de su abogado apoderado mediante la que se solicitaba declarar inconstitucional la Ley 98-97. La decisión afecta a los equipos de los Gigantes del Nordeste, de San Francisco de Macorís y Delfines del Atlántico, de Puerto Plata, declarando inconstitucional la potestad del Congreso Nacional a imponer equipo alguno a una sociedad incorporada como la Liga Dominicana. A partir de esa sentencia sólo esta institución, por iniciativa propia, puede crear nueva franquicia para participar dentro de la Lidom. La expansión es un tema único y exclusivo de la Lidom.

Los Delfines se llegaron a presentar a la prensa en 1992, su logo, uniformes, como gerente general a Ramón Peña y Alan Trammell como dirigente, mas nunca participaron en el béisbol dominicano.

No obstante, Puerto Plata podría seguir intentando.

¿Qué pasó con los Caimanes del Sur?

Los Caimanes del Sur formaban parte de la Liga Dominicana de Béisbol Invernal, con sede en San Cristóbal, desde la primera expansión del circuito en 1983, cuando también se sumaron Los Azucareros del Este. Su sede era el Estadio Municipal (hoy Estadio Temístocles Metz).

La franquicia afrontó problemas económicos desde el principio, e incluso intentaron cautivar más fanáticos efectuando algunos de los partidos como locales en otros pueblos del país. No sirvió de mucho. El equipo se vio obligado a pausar antes de la temporada 1986-87. Retornaron en la siguiente temporada 1987-88, pero persistieron los problemas financieros, a su vez el conjunto quedó descalificado de la postemporada en sus últimos años de existencia, ocupando el sotáno 2 veces al hilo. El equipo estuvo hasta la temporada 1988-89. No obtuvo título en sus 5 participaciones.

 

¿Y porqué no ha sido viable una nueva franquicia para la región sureña?

En materia de deportes profesionales el sur está prácticamente ausente. Salvo el Atlético San Cristóbal en la Liga Dominicana de Fútbol (LDF), el sur no cuenta con franquicias deportivas. La última vez que en el baloncesto fue 2008 con los Constituyentes en la Lidoba. En béisbol desde 1989 con los Caimanes en la Lidom.

Miguel Tejada había estado detrás de un movimiento para el regreso del Sur a la pelota otoño-invernal, con Baní como la sede ideal. Lo cual suena lógica al ser una comunidad de las más prósperas de la región y donde abundan los peloteros profesionales.

Con más facilidades hoy en día, y más personas entendidas en béisbol, se albergó más esperanzas sobre la viabilidad de inversionistas. Y Tejada, fue un gran entusiasta de una franquicia, ya sea en Baní, San Juan o el punto del Sur más factible. Sin embargo, no es realista hablar de un equipo al menos dentro de un buen tiempo por la falta de una instalación adecuada. Hace falta la construcción de un estadio. Salvo el estadio Temístocles Metz de San Cristóbal, en el sur no hay un parque que reúna las condiciones para el béisbol profesional e incluso ese, debe ser reestructurado.

La provincia Peravia ni otra en la región reúnen las condiciones para acoger un club de béisbol profesional todavía. El marco socio económico es vital, y movilizar cientos de personas a acudir al play es una tarea difícil. Al menos la cantidad de público necesaria para la rentabilidad.