Como esta es mi columna, nadie me impide que opine lo que pienso. Y eso haré hoy en estas primeras líneas. Cuando Licey anunció a Triston Casas como uno de sus importados para la temporada, todos levantamos las cejas. Uno de los mejores prospecto del beisbol, quizá el titular del primer cojín de los Medias Rojas de Boston para 2023, iba a venir a jugar invierno.
Luego, al momento de entrevistarlo, nos quedamos impresionados de su educación y compromiso del pelotero con el equipo azul. Sus planes, orginales, eran quedarse hasta donde llegara el equipo, pero en la primeras de cambio se resintió de una lesión en las rodillas que arrastraba desde la temporada de Grandes Ligas y tuvo que viajar a los Estados Unidos.
Aquí en República Dominicana se le hicieron los exámenes de rigor y todo salió negativo. En el norte lo volvieron a chequear y también. Entonces se comenzaron las preguntas ¿regresa o no regresa?
Audo Vicente ha sido muy resposable tratando el tema. Siempre ha dado la información correcta. Según el ejecutivo, Casas fue a Estados Unidos para revisarse, con intenciones de regresar. Los Medias Rojas quizá entiendan que tomar unos 150 turnos en el invierno puede ayudarlo mucho en el desarrollo, así como jugar en juegos de presión como el Licey-Aguilas.
Ya todos sabemos lo que puede pasar y lo que la gerencia del Licey, claro está, quiere que suceda: que regrese y se uniforme. Pero, como decía mi mamá “deseos no empreñan”.
Ahora, creo que eso no será posible. Casas no va a regresar con los Tigres del Licey, lamentablemente. Y no por falta de gestiones y diligencias pertinentes, no. Ya lo dije, Audo ha hecho un excelente trabajo con el equipo y a los resultados nos remitimos. Pero el problema es Boston.
Lo repito a cada rato y lo repetiré hasta el cansancio. “El beisbol del Caribe es una fiesta con músicos prestados”.
¿Hasta dónde Boston dejará que su proyectado primera base de 2023 se lesione nuevamente jugando en el invierno? Están cerca la fechas decembrinas, así como el Día de Acción de Gracias. Estar con la familia, amigos, todo esto, llama y llama mucho. Factores externos.
El itinerario de LIDOM no es fácil. Son viajes diarios en autobús, madrugonazos en las carreteras, y otros tantos elementos externos que nos hacen dudar del regreso de Casas. Él quería jugar aquí, él mismo se tramitó el permiso, él mismo tenía el sueño de jugar un Licey vs Águilas y aún está a tiempo. Pero…
Y es que siempre hay un pero. Él pertenece a un equipo de Grandes Ligas y por más que ellos digan que sí, subrepticiamente es un no disfrazado. En MLB un quizá es un no rotundo disfrazado de corrección política. Basta con leer un poco el Winter League Agreement para entender. ¿Ellos tienen razón? Sí, desde su punto de vista. Ahora, eso nos afecta y mucho.
Ojalá me equivoque. Sería el primero en bajar hasta el terreno y felicitar a Audo Vicente. Lograr el regreso de casas sería la graduación de este ejecutivo como un verdadero diplomático de la pelota Caribe, porque hay que ver todo lo que él ha bregado para traerlo de vuelta. Y no es para menos. Es un lujo tenerlo en LIDOM y bate más que comprobado que puede ayudar muchísimo.
Esperemos. Solo queda eso.
Listo, se acabó el juego.