Me arriesgo a ser el hazmerreír de la pelota dominicana, pero debo hacerlo. Los Tigres del Licey y las Águilas Cibaeñas van a comenzar a perder juegos en esta segunda mitad. Les guste o no así debe ser. ¿Por qué? Porque mantener un ritmo de carrera tan vertiginoso sin siquiera perder juegos, ganar y ganar y ganar es algo improbable en la pelota.
El beisbol es un juego de promedios. Si usted ve que un bateador de .289 está bateando .400, asústese. Pronto comenzará el slump hasta que coja su promedio. Lo mismo sucede colectivamente. Esta tarde, mientas hacía la nota de la rotación del Licey para estos días venideros me percaté de las efectividades de cada uno de los abridores del club azul. Parecen de video juego.
Hagamos un repaso histórico de las temporadas de 50 juegos de Lidom y vemos cómo han quedado los equipos. En la 2019-2020, cuando los Toros del Este fueron campeones estos quedaron de primeros con marca de 34-16, siete juegos del segundo, ocupado a su vez por los Tigres del Licey que finalizaron con 27 y 23. Los otros equipos jugaron por debajo de .500. De hecho, Escogido y Águilas clasificaron con marca de 24 y 26.
Un año antes, cuando se titularon las Estrellas Orientales, las cosas fueron diferentes. Los petromacorisanos finalizaron con 29 y 21, seguidos por los Tigres del Licey y Leones del Escogido con 27 y 23. En el 2017 y 2016, los líderes, todos, perdieron al menos 20 juegos. Esa es la norma. A menos de que los equipos de abajo san suficientemente malos como para no arrancar, es casi imposible que dos equipos, en una misma temporada, mantengan semejantes registros.
¿Qué quiere decir esto? Sencillo, para poder “normalizar” las matemáticas el Licey y las Águilas deben perder entre este jueves y el 16 de diciembre, cuando termina la ronda regular, entre 12 y 20 juegos cada uno. Y siendo así, ambos clasificarán cómodamente para la semifinal.
Ningún abridor, a lo largo de una temporada, va a tener 0.42 de efectividad como en este momento la tiene Esmil Rogers. ¡Ojo! Con esto no quiero decir, para nada, que el derecho criollo del Licey es un mal lanzador. Solo que mantenerse así todo el año es sencillamente imposible. Al diestro capitaleño en algún momento lo tienen que sonar.
Una efectividad tan baja implica que no le anota siquiera una carrera en 20 innings. O sea, que cada 21 entradas de labor es que le hacen una. ¿Sostenible? Ya la liga se comienza a calentar. Ya vienen peloteros experimentados en todos los equipos. Ya no es la hora de los novatos o de los equipos remendados, no. Ahora es cuando la cosa se va a poner mejor y creo que allí todo comenzará a normalizarse.
Claro, al decir esto me arriesgo a equivocarme. Y usted, querido lector, será el primero en reclamarme y burlarse de mí si me equivoco. Ya vimos cómo jugadores que en las dos primeras semanas bateaban .400 están en .312 o menos. La pelota es un juego de promedios. Así que no se preocupe si las Águilas y los Tigres no ganan de manera consuetudinaria como lo han venido haciendo, eso se llama normalización.
Otto López debutará este sábado con los Leones del Escogido. Buena pieza le entra al Escogido, equipo que se encuentra sumido en un letargo ofensivo terrible. Los melenudos también recibieron la visita de Franmil Reyes, quien dijo que tenía una deuda y venía a pagarla. Si comienzan a ganar los rojos entonces lo que dijimos arriba será cierto. Los perdidos se irán para otra parte y la tropa escarlata subirá en la tabla de posiciones.
En el beisbol, y esa es la norma, un equipo de pelota te va a ganar siempre el 30 por ciento de los juegos. Eso quiere decir que en el peor de los casos un club ganará 15 juegos en total. Ese no creo que sea el caso del Escogido.
Vienen ahora muchos dobles juegos. Esos partidos reprogramados harán que los equipos involucrados comiencen a usar más personal que se costumbre. ¿Qué cree usted? Solo nos queda esperar.
Listo, se acabó el juego.
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