Si algo hacía pensar en que el dominio de los clubes mexicanos en la Concachampions estaba empezando a caer, Pumas se encargó de echar por tierra cualquier tipo de especulación. La derrota 0-3 en New England, ante Revolution fue un baldazo de agua fría para las aspiraciones de la Liga MX en el máximo torneo continental, ya que previamente León FC había caído por el mismo marcador ante Seattle y Cruz Azul apenas había podido vencer a Montreal.
Pero si bien la MLS está en constante crecida, todavía peca de falta de experiencia para encarar partidos en los que importa más cerrar el juego que seguir apostando al mismo estilo de la ida. Y Pumas se aprovechó de eso. Fue haciendo un trabajo de hormiga para ir poniendo presión constante ante un New England que se mostró inexperto y nervioso ante la presión.
El argentino Juan Dinneno convirtió el primer tanto a los treinta y tres minutos del primer tiempo, pero fue el segundo, ni bien comenzado el complemento el que terminó de convertir al rival en un manojo de nervios. Y así fue que Sebastián Saucedo, estadounidense, convirtió el tercer gol a los quince de la segunda mitad e igualó las cosas en el Distrito Federal.
New England no tuvo reacción y solo vio como la gran diferencia que había logrado en la ida se le iba como arena entre las manos. Solo pudo apostar a que los penales se inclinaran a su favor. Pero ni eso salió como esperaban. En la definición erraron McNamara y Lletget (para Pumas falló Velarde) y Dinneno, otra vez héroe, convirtió el quinto penal definitivo para asegurar un finalista mexicano nuevamente.
Ahora Pumas deberá enfrentar a Cruz Azul, que tachó a Montreal previamente, y el ganador estará en la gran final aguardando por el que pase entre el duelo entre New York City FC y el que pase entre Seattle y León (juegan el partido de vuelta esta noche, Seattle ganó 3-0 la ida)