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El piloto tailandés de Williams protagonizó una notable remontada desde el puesto 15 en la parrilla hasta acercarse a los puntos, pero una mala sincronización con el auto de seguridad y problemas estratégicos lo relegaron al puesto 12. Su análisis revela las complejidades detrás de un “fin de semana frustrante”.
Una remontada con sabor amargo
Alexander Albon se marchó de Baréin con una mezcla de orgullo por su desempeño y frustración por un resultado que no reflejó su verdadero potencial. Tras una sesión de clasificación decepcionante que lo dejó fuera en la Q1, el piloto tailandés se enfrentó a una dura misión: abrirse camino desde el puesto 15 en una parrilla cada vez más competitiva. Lo logró parcialmente, llegando a rozar los puntos, pero una serie de factores ajenos a su control arruinaron lo que prometía ser su cuarta carrera consecutiva puntuando en 2025.
Un sábado cuesta arriba
El sábado fue, en palabras del propio Albon, el inicio de sus problemas. El Williams FW47 mostró potencial, pero un error estratégico lo dejó atrapado en el tráfico de la Q1, sin margen para mostrar el ritmo que tenía el monoplaza. Mientras su compañero Carlos Sainz lograba colarse entre los diez primeros, Albon quedaba relegado a la parte baja de la parrilla, condenado a una carrera de persecución.
Estrategia agresiva y ritmo competitivo
El domingo, sin embargo, Albon cambió la narrativa. Apostó por una estrategia audaz, comenzando con neumáticos blandos para ganar posiciones en la primera parte de la carrera. Luego, con neumáticos duros, se convirtió en uno de los pocos pilotos capaces de mantener un ritmo sólido y constante, trepando hasta una posición neta de P8 antes de que todo se desmoronara.
El auto de seguridad, el enemigo inesperado
Cuando el ritmo de carrera le sonreía, el auto de seguridad apareció en el peor momento posible para Albon. Su parada programada se convirtió en una doble pérdida: tuvo que esperar en el pit lane detrás de Sainz en una parada doble, lo que le hizo perder valiosos segundos y posiciones. Reincorporándose a pista en P12, el esfuerzo por volver a la zona de puntos se volvió cuesta arriba.
Un final luchado, pero sin recompensa
Con neumáticos medios para la última parte de la carrera, Albon presionó hasta el final. Estaba en zona de DRS detrás de Kimi Antonelli, quien a su vez se encontraba a menos de medio segundo de Ollie Bearman, el piloto de Haas que finalmente se llevó el último punto disponible. La distancia era mínima, el esfuerzo máximo, pero el resultado no llegó.
“Teníamos más que suficiente”
Las declaraciones de Albon tras la carrera reflejan su sentir: “Teníamos suficiente para estar en el top 10, más que suficiente para ser honestos”. Su frustración se notaba, pero también su convicción de que Williams tiene ritmo y que el rendimiento del coche está por encima del resultado en Baréin. Lo que pudo ser una carrera de recuperación brillante quedó empañada por factores externos, dejando a Albon con su peor resultado del año.
Un golpe para Williams, pero no el fin
La ausencia de puntos en Baréin también afectó a Williams en el Campeonato de Constructores. El retiro de Sainz tras un incidente con Yuki Tsunoda dejó al equipo sin recompensa en un fin de semana donde había ritmo para más. Williams cae al sexto lugar en la tabla, superado por Haas, que logró puntuar con ambos autos.
La redención en Jeddah
La buena noticia para Albon y Williams es que no tendrán que esperar mucho para redimirse. El Gran Premio de Arabia Saudita se avecina y será la oportunidad perfecta para revertir la tendencia. Con un coche competitivo y una alineación con experiencia, el equipo británico buscará recuperar su posición en la lucha de la zona media.
Cuando la suerte no acompaña, el talento brilla igual
Alex Albon mostró en Baréin que tiene la capacidad para maximizar cada oportunidad en pista, pero también dejó claro que en Fórmula 1, incluso el mejor rendimiento puede quedar eclipsado por el infortunio. Si el equipo afina la estrategia y evita contratiempos externos, los puntos volverán a ser una constante para el tailandés. Porque cuando el talento se combina con condiciones justas, el éxito no tarda en llegar.