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Dentro del manual de cosas que no hay que hacer cuando eres piloto de Fórmula 1, en la primera página figura la prohibición de chocar en momentos irrelevantes del fin de semana. Como, por ejemplo, el inicio de los primeros entrenamientos libres. Checo Pérez se subió al RB19, salió a completar su tanda inicial con un neumático duro… y se estrelló al terminar el primer sector después de posar un neumático en la hierba antes de una curva rápida a derechas.
El error es de esos imperdonables, sobre todo en Red Bull. El toque con los muros se produjo a media velocidad y la suspensión delantera quedó muy dañada, con la rueda delantera izquierda descolgada. En resumen, error grosero del piloto justo cuando Marko y compañía le han trasladado toda la presión con la llegada de Ricciardo, suplente de lujo, a Alpha Tauri.
Los entrenamientos, a partir de ahí, fueron irrelevantes. Se puso a llover con cierta intensidad y durante media hora nadie completó una vuelta a Hungaroring. Aflojó levemente al final, pero la pista no estaba para bromas. Lo comprobó Sainz con un trompo peligroso que le llevó a rozar el muro y dañar su alerón delantero, aunque pudo volver al garaje tras un empujón de los comisarios.
Aquella fue la segunda bandera roja de una sesión más bien improductiva que además traslada presión a los equipos para los Libres 2, porque este fin de semana se estrena un formato alternativo de uso de los neumáticos en clasificación (Q1 con duros, Q2 con medios y Q3, con blandos) y apenas habrá tiempo para probar las condiciones de cada goma sin no deja de llover para los siguientes entrenamientos. En la tabla de tiempos lideró Russell con el Mercedes, Alonso fue quinto y Sainz 15º, aunque ni Verstappen ni Hamilton completaron una vuelta.