Por un instante los que estaban viendo la carrera de la Fórmula 1 contuvieron la respiración. El peligroso toque del británico Lewis Hamilton con el neerlandés Max Verstappen, ocurrió en una curva del circuito de Silverstone que se transita a 295 kilómetros por hora.
Las gomas de contención contra la pared amortiguaron el duro golpe del Red Bull y la tranquilidad volvió cuando el piloto pudo bajar de su vehículo, aunque con cierta dificultad y evidentes muestras de dolor en una de las piernas.
El costado derecho del auto de Verstappen quedó destruido. La fortaleza de la cabina del piloto y las medidas de seguridad le salvaron la vida al actual líder del campeonato de la competencia.
No es un accidente más. Es una de esas maniobras que están destinadas a marcar el desarrollo de un torneo. Porque Verstappen era el cómodo líder de la Copa de pilotos, con 185 puntos. Y el múltiple campeón Hamilton, de Mercedes Benz, segundo, en esa lucha, con 33 puntos menos. Es decir que un rival directo, con una maniobra que fue penalizada, sacó a su adversario de la pista y lo dejó sin posibilidades de sumar en esta carrera.
Es por eso, también, que sorprendió que la penalidad de la acción fuera tan solo de 10 segundos para Hamilton, que continuó normalmente la competencia, mientras su rival se dirigía al hospital para realizarse estudios por el accidente.
En los boxes, las conversaciones que son escuchadas en la transmisión oficial, los integrantes de Red Bull, se quejaban: “No hay forma de pasar en esa curva por el lado de adentro”, en clara referencia a que Hamilton cometió una maniobra ilegal.
Mientras tanto, el finlandés Valtteri Bottas, compañero del británico en Mercedes Benz, le quitaba gravedad al asunto: “Es un toque en acción de carrera”, dijo, como explicando que no debería existir una sanción dura para su compañero.
Y finalmente los comisarios deportivos, pensaron algo similar. Porque si bien le dieron a Hamilton una penalidad de 10 segundos, pudo continuar normalmente la carrera.
La camaradería, en peligro
A pesar del intenso duelo que el campeón Lewis Hamilton y Max Verstappen mantienen por la lucha del título de la Fórmula 1, siempre mantuvieron una relación muy cordial. Pero, ¿cómo continuará ese vínculo después de una maniobra de tanto riesgo?
El GP de Silverstone comenzó con un triunfo de Verstappen en el estreno de la carrera sprint del sábado, una novedad que la categoría impuso este año, para intentar generar mayores atractivos. Y el segundo fue Hamilton. El nuevo modelo eliminó la clasificación y la grilla de partida de la prueba tradicional quedó armada por la clasificación de la sprint.
El mano a mano, se repitió entonces en la largada de este domingo y el británico presionó muchísimo a Verstappen para tratar de superarlo, lo que derivó en un accidente.
Hamilton siguió en carrera mientras el neerlandés era atendido en el centro médico del circuito de Silverstone, y luego trasladado por recomendación de los doctores, a un hospital local para realizar estudios más detallados sobre las lesiones sufridas en el desafortunado incidente. “Estábamos a la par. Esté o no de acuerdo con la penalización, recibí el golpe en la mandíbula y seguí”, dijo el británico.
Ahora el margen en la competencia de equipos es ínfimo (289 de Red Bull contra 284 de Mercedes Benz). Y entre los pilotos se recortó considerablemente, también. Apenas ocho puntos de diferencia (185 de Verstappen contra 177 de Hamilton). Un piloto, el que según las reglas cometió la infracción, pudo rescatar muy buenos puntos.
El otro, terminó internado y sin posibilidades de sumar. El británico disfrutó del triunfo en su país con euforia, flameó la bandera y se subió a lo más alto del podio. Aunque para muchos, el espectáculo dejó un aire de injusticia del que se hablará durante mucho tiempo.