Pocas veces se han visto actuaciones tan dominantes en la Fórmula 1. De esas que abren el debate sobre si es el carro o el piloto o una combinación perfecta de ambos lo que dan por sentado, incluso desde las prácticas libres, quien ganará un Gran Premio. Eso fue Max Verstappen en Bélgica.
Ya desde el ritmo arrollador que tuvo en los entrenamientos, se vio que iba a ser el piloto a batir. Pero en la qualy, a pesar de que se sabía que iba a penalizar por cambios mecánicos, el resto del paddock creía que era totalmente factible que Verstappen ganara la carrera desde el la parte trasera de la grilla. Y así fue.
Con una actuación descollante, Max se hizo con el liderato por primera vez con apenas un tercio de la carrera disputado y finalmente le sacó diecisiete segundos a su compañero de equipo, Checo Pérez. Justamente, el mexicano es quien debió sufrir más el resultado de su compañero, más allá de subirse una vez al podio en la temporada.
Con el mismo monoplaza, Checo luchó demasiado con la Ferrari de Carlos Sainz para conseguir ese segundo lugar en la carrera. Incluso, una mala largada lo retrasó y debió remontar unas posiciones para volver a escoltar al líder que para ese entonces ya era Verstappen.
Esto abre el interrogante sobre la diferencia que hay entre ambos pilotos, ya que si bien cada carro está configurado de diferente forma adecuándose al estilo de conducción de cada uno, los componentes son los mismos. Esta vez no hubo órdenes de equipo para que Pérez deje pasar a Max y que este logre puntos importantes para el Campeonato como ocurrió en España y Azerbaiyán.
Incluso, durante la carrera en Spa se pudo ver una lucha entre ambos por la posición que fácilmente ganó Verstappen por tener ventaja de neumáticos y mejor ritmo que el mexicano. De todas formas, el ex piloto de Sauber, McLaren, Force India y Racing Point logró volver a adueñarse del segundo lugar del campeonato de pilotos.
Está claro que Checo es el piloto que estaba buscando Red Bull. Uno con la consistencia y regularidad del mexicano, que pueda mantener a raya a los competidores, a diferencia de lo que hicieron en el pasado Pierre Gasly o Alex Albon que no pudieron durar más de una temporada completa. Pero las pretensiones de Pérez van más allá de ser un simple escudero y apunta al Campeonato del Mundo, solo que Bélgica fue un baño de realidad sobre la distancia que hay en el nivel entre él y vigente campeón mundial