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El cambio de formato en las carreras Sprint está obligando a los equipos de Fórmula 1 a modificar su planteamiento de cara al próximo GP de Azerbaiyán. Ferrari, después de un mes de descanso tras el decepcionante viaje a Melbourne, llegará a Bakú motivado para recuperar algunos puntos importantes.
El cero de Charles Leclerc, debido al contacto en la primera vuelta con el Aston Martin de Lance Stroll, y el cero de Carlos Sainz, como consecuencia de la penalización de 5 segundos impuesta por golpear al otro ‘coche verde’ en la reanudación tras la segunda bandera roja, han sido archivados: la Scuderia mira al futuro con la convicción de haber encontrado la línea de desarrollo adecuada para explotar al máximo el potencial del SF-23.
Con dos sesiones de clasificación, la del viernes, que determinará la parrilla para el GP de Azerbaiyán, y la presumiblemente más corta del sábado por la mañana para definir la parrilla de la carrera Sprint que, a todos los efectos, se convierte en una carrera más corta divorciada del resto del fin de semana.
Ferrari, por tanto, decidió limitar las evoluciones para Bakú: aparte del paquete de alerones necesario para adaptar el monoplaza a las características de la pista, con perfiles de carga media-baja, sólo traerá una evolución del alerón de viga, dejando la primera actualización de los vientres, con una parte más ahuecada en la parte inferior, que sólo se verá en Miami.
Al final, la racionalidad ha prevalecido sobre las ganas de arriesgar, aunque durante el mes de pausa la reacción de Ferrari ha sido muy concreta y productiva. Un hecho es seguro: el equipo no hará razonamientos tácticos y estratégicos orientados a la carrera, sino que buscará el máximo rendimiento del SF-23 en las dos sesiones de clasificación.
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