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La Fórmula 1 estuvi de luto. El día que falleció Frank Williams, fundador de la icónica escudería que lleva su apellido y se convirtió, a base de éxitos, en una de las más reconocidas a nivel mundial. Junto con Ferrari, McLaren y Mercedes, Williams es parte de los denominados “cuatro grandes” de la categoría.
Nació en 1942 en Inglaterra, en plena Segunda Guerra Mundial, y si bien su padre sirvió en la Fuerza Aérea, el joven Frank se interesó más por los automóviles terrestres, principalmente por los deportivos. Por lo tanto, luego de unos años, ya había comenzado su carrera como piloto y mecánico, la cual financiaba con los ingresos que obtenía por su empleo como vendedor ambulante de alimentos y luego como vendedor en una concesionaria, lo que le generó contactos en el mundo del motor.
Así, con apenas 24 años, funda en 1966 su primer equipo: Frank Williams Racing Cars, el cual comenzaría su aventura en competición con una carrera de Fórmula 3 disputada en Brands Hatch, en esta carrera competirían con un Brabham BT21 con Piers Courage al volante. Al año siguiente, Williams lo intentaría en la Fórmula 2 de nuevo con Courage como piloto.
La posibilidad de competir en la Formula Uno, surgiría en 1969, cuando Williams compro un Brabham BT26, para prepararlo para competir por primera vez en la categoría. Frank recurriría de nuevo a Piers Courage, ya que era consciente de todo el potencial que mostraba el joven piloto británico. Esta opción, se demostraría de lo más acertada pues lograría dos segundas posiciones en los Grandes Premios de Mónaco y de los Estados Unidos. Lo que resultaban unos resultados de lo más prometedores para la incipiente escudería Williams.
Pero la siguiente temporada sería una pesadilla. El monoplaza no era competitivo y, encima, sufrió un golpe durísimo ya que en el Gran Premio de Holanda Courage encontró la muerte tras un fatídico accidente. Este suceso marcó para siempre a Frank, el cual se mostró siempre frío e implacable con sus empleados y pilotos luego de perder a uno de sus mejores amigos en pista.
Para mediados de la década del setenta, luego de varios años magros, Frank decide construir su propio monoplaza, lo que genera que en 1976 se fundara Williams Grand Prix Engineering, la escudería que perdura hasta hoy. Y el éxito fue inmediato.
Luego de que llegaran las primeras victorias y el segundo lugar en el campeonato de constructores, llegaría a lo más alto tras obtener en 1980 el doblete, al triunfar su piloto Alan Jones como campeón mundial y Williams como mejor equipo, lo que repetiría al año siguiente.
Los ochenta y noventa serían la época dorada, ya ganarían el campeonato de pilotos con Keke Rosberg (1982), Nelson Piquet (1987), Nigel Mansell (1992), Alain Prost (1993), Damon Hill (1996) y Jacques Villenueve (1997). Lo mismo con el de constructores, que obtendrían nuevamente en 1986, 1987, 1992, 1993, 1994, 1996 y 1997.
En 1986, Fran sufriría un accidente en pista, que lo obligó a estar postrado en silla de ruedas por el resto de su vida, pero eso no lo detuvo para dirigir al equipo en pleno auge deportivo, cuando se sucedían éxitos tras otros y todo el mundo quería correr para ellos. Ni siquiera la muerte de Ayrton Senna en uno de sus monoplazas en 1994 lo detuvo para seguir enfocado en estar en lo más alto.
Con el ascenso de Ferrari y de McLaren, Williams quedó relegado a un tercer lugar y le costó mucho volver a triunfar, más allá de algunas victorias por temporada. Y descenso empezó a ser gradual, hasta tocar fondo en los últimos años, cuando bajo la dirección de la única hija de Frank, Claire, la escudería se posicionó como una de las peores de la parrilla.
Bajo nueva administración y el alejamiento de la familia Willians del equipo, la escudería empezó a resurgir de a poco, gracias a talentos como George Russell que le volvieron a dar podios después de mucho tiempo. Para la temporada 2022, Williams confirmó a Nicholas Latifi y Alexander Albon para ser los pilotos del equipo, dos jóvenes con experiencia que intentarán hacer resurgir a uno de los equipos más tradicionales de la historia, que ya no tiene a su fundador en este mundo.