El anuncio desató polémicas. No es la primera vez que una butaca se decide por dinero. Lance Stroll, cuyo padre es el multimillonario Lawrence Stroll, lo ubicó primero en Williams y luego en Force India, para luego comprar la escuderia asiática y renombrarla como Aston Martin manteniendo a su hijo como conductor.

O el caso de Nikita Mazepin, cuyo padre es el dueño de UralKali, el principal patrocinador del equipo Haas, que si bien es el más débil de la parrilla, no ha estado exento de polémicas por las costantes actitudes del piloto ruso. La Fórmula 1 es un negocio y cada vez más pesa el dinero.

Pero detrás de la contratación de Guanyu Zhou, el primer piloto chino en competir en la Fórmula 1 tras confirmarse su llegada para 2022 desde la Fórmula 2, el beneficio será por duplicado: Alfa Romeo, como escudería, y la Fórmula 1, como organización. Y las dudas acerca de la verdadera intención de su llegada apenas han empezado

Para Alfa Romeo, fue una jugada maestra. Un equipo de los últimos de la parrilla, que contrató a Valtteri Bottas, actual escudero de Lewis Hamilton en Mercedes, y que ahora, con los patrocinadores que llegarán del lejano Oriente, podrá disponer de un presupuesto mucho mayor para construir un monoplaza competitivo en los próximos años.

“No se trata del dinero que trajo Zhou, si no del interés que generó. Esto nos abre grandes oportunidades: en las últimas dos semanas recibimos muchas más llamadas de patrocinadores que en los últimos 25 años. Esto es positivo para nuestro equipo, pero también para las empresas que nos acompañan desde antes. Y podría ofrecer oportunidades para otros equipos y para la F1″, señaló Frederic Vasseur, director general de Alfa Romeo.

Mientras que para la F1, Zhou significa muchos billetes en el horizonte debido, no solo a patrocinios, sino a ratings de televisión, marketing, difusión en redes y, por si fuera poco, la posibilidad de incorporar una segunda carrera en China. Todo gracias al boom de Guanyu.

El Gran Premio de China debutó en el calendario en 2004 junto al Gran Premio de Bahréin, aún cuando Michael Schumacher dominaba con su Ferrari la competición, en un intento de globalizar el campeonato y captar más seguidores en todo el mundo, luego del éxito del Gran Premio de Malasia, incluido unos años antes.

Luego de cancelarse el evento en dicho país tanto en 2020, 2021, como para la temporada 2022, debido a la pandemia de Covid-19, la F1 informó sobre el regreso del Gran Premio al calendario en 2023, con continuidad hasta 2025, por miedo a que las audiencias en dicho país cayeran. Al mismo tiempo, Alfa Romeo anunciaba a Zhou como su piloto. Estrategia pura.

El anterior CEO de la categoría, Chase Carey, y ahora su sucesor, Stefano Domenicali, mencionaron en varias oportunidades a China y a los Estados Unidos como mercados a conquistar. Zhou es la llave para iniciar el desembarco y atraer a los patrocinadores y al público del gigante asiático.

De esta forma, el piloto de Alfa Romeo se convertirá en un ícono para su país, como lo fue Fernando Alonso con España, Pastor Maldonado para Venezuela o como lo es ahora Max Verstappen en Países Bajos o Sergio Pérez en México, principales factores del regreso al calendario de sus respectivos países.