El calendario de la temporada de la Fórmula 1 es de las cosas más atractivas de la categoría. Saber que países y circuitos se visitarán, cuáles serán parte del Gran Circo por primera vez o, incluso, volver a vivir carreras en los trazados más tradicionales, sobre todo si llevaban varios años fuera.
El Circuito Enzo e Dino Ferrari se ubica en la localidad de Imola, en la región de Emilia-Romaña y se trata de uno de los circuitos históricos de la categoría, que albergó una enorme cantidad de Grandes Premios a lo largo de los años. Pero quedó marcado por la tragedia con una marca imborrable
Como en Monza ya corría el Gran Premio de Italia, la carrera que se disputaba en Imola llevaba el nombre de Gran Premio de San Marino, por más que el trazado esté ubicado en las afueras de la ciudad italiana de Bolonia. Y así, animó el comienzo de la temporada entre 1981 y 2006, año en el que salió del calendario.
Los motivos declarados fueron varios. Se alegó que los pilotos criticaban las condiciones de las instalaciones y el estado de la pista era muy irregular, por lo que el circuito quedaba muy anticuado para las exigencias de la máxima categoría. Pero la realidad, es que también fue víctima de los nuevos circuitos modernos que empezaban a llegar desde nuevos destinos (China, Turquía, Singapur o Abu Dabi) y se decidió prescindir de Imola. Lo cierto es que, además, el trazado quedó marcado por ser protagonista de uno de los fines de semana más trágicos en la historia del automovilismo.
La temporada 1994 había comenzado de forma excelente para Michael Schumacher, ganando con su Benetton las dos primeras carreras (Brasil y el GP del Pacífico en Japón). Se preveía un gran duelo con los Williams de Damon Hill y del brasileño Ayrton Senna que había fichado por el equipo esa temporada.
Pero los Williams habían fallado en fiabilidad y solo el británico había podido subirse al podio en una ocasión. El resto fueron todos abandonos, por lo que el deseo de conseguir un gran resultado en Imola era muy grande para enderezar una temporada muy torcida y no decepcionar al triple campeón mundial que había fichado para ellos.
El fin de semana comenzó con aires muy turbios y el ambiente no era el mejor. Ya el viernes, durante las primeras prácticas, el Jordan de Rubens Barrichello salió volando en la “Variante Bassa”, donde se ubica la largada, e impactó contra las defensas a más de 200 kilómetros por hora. Equipos médicos le asistieron en el lugar del accidente y luego fue llevado al centro médico. Barrichello volvió al circuito al día siguiente pero su nariz rota y su brazo enyesado le obligaron a perderse el resto de las actividades del fin de semana, incluyendo la carrera.
El accidente, si bien fue grave, no llamó tanto la atención por considerarse un caso aislado, un choque más de los tantos que se pueden suceder. Y como Barrichello no tuvo mayores heridas que las mencionadas, nadie se preocupó. Pero solo sería el primer hecho de un fin de semana que cambiaría la categoría para siempre.
El día sábado, en plena clasificación, el Simtek del austríaco Roland Ratzenberger impactó contra el muro en la curva Villeneuve. Se cree que el piloto perdió el control del monoplaza al haber pasado la vuelta anterior por encima de un objeto que dañó su alerón delantero y, al querer hacer una vuelta rápida, este se desprendió haciendo que Ratzenberger no pudiera doblar. Falleció al instante por la inercia provocada por el impacto.
La muerte de Ratzenberger era la primera en doce años, luego de la de Riccardo Paletti ocurrida en 1982 durante la largada del Gran Premio de Canadá de 1982. La sesión se suspendió inmediatamente y se tomaron los tiempos obtenidos hasta ese momento. Pero las dudas acerca de si había que correr comenzaron a aparecer. El principal preocupado era Senna (había logrado la pole position), que ya había expresado sus preocupaciones por la seguridad de los pilotos en épocas donde importaba más la velocidad y no la integridad.
Se decidió que la carrera se dispute normalmente, debido a que el accidente del Simtek no tenía que ver con el trazado en sí, sino por “mala fortuna” del piloto. La rápida inspección de la FIA determinó que las condiciones del circuito eran las normales y que no había motivos para cancelar la carrera.
Los hechos trágicos continuarían hasta en la largada. El Benetton de J.J. Lehto no arrancó y Pedro Lamy, sin poder verlo por estar tapado, se lo encontró de golpe y lo impactó fuertemente desde atrás con su Lotus. Cientos de fragmentos del carro pasaron por encima de las vallas golpeando e hiriendo a varios espectadores. Nueve terminaron en el hospital con heridas leves.
El accidente causó la salida del Safety Car, mientras limpiaban la pista de los escombros que quedaron en el asfalto. El carro de seguridad era una implementación de la temporada anterior, por lo que aún no estaba analizado su aplicación y sus consecuencias. Uno de los reclamos había sido del mismo Senna que expresó que el Safety Car iba demasiado lento lo que provocaba que los neumáticos de los monoplazas se enfríen y no conserven su temperatura.
Cuando se limpió la pista, el Safety Car se retiró y la carrera se relanzó con los carros acelerando nuevamente. Apenas dos vueltas después, Senna, en primer lugar y seguido de cerca por Michael Schumacher, perdió el control del monoplaza en la curva Tamburello y se estrelló contra el muro a más de 200 kilómetros por hora.
Inmediatamente se mostró la bandera roja, la cual suspende la carrera y obliga a los monoplazas a volver a boxes hasta nuevo aviso. La gravedad de la situación se podía ver en la transmisión televisiva mientras atenían al piloto brasileño. Senna fue retirado del siniestrado Williams y trasladado por vía aérea al Hospital Maggiore en la cercana Bolonia. Equipos médicos continuaron atendiéndolo durante el vuelo. Treinta y siete minutos después del choque, a las 14:55, la carrera fue reanudada.
La carrera la ganó Schumacher, que así obtenía puntaje ideal en las tres primeras carreras. En el podio, nadie festejó por respeto al fallecimiento de Ratzenberger. Aún no se conocía la situación de Senna en el hospital y los rumores con informaciones varias confundían a todo el paddock.
Dos horas y media después de la finalización de la carrera se anunció oficialmente la muerte de Ayrton Senna, el tres veces campeón del mundo y, uno de los pilotos más talentosos de la historia. Según la versión oficial, tras el choque, un trozo de la suspensión del carro golpeó la cabeza del piloto luego de haber perforado el casco.
Los motivos del despiste de Senna aún se debaten. Fueron enjuiciados tanto los responsables de Williams como el diseñador del carro, Adrian Newey, hoy jefe de diseño de Red Bull. Todos fueron declarados inocentes y se determinó que la causa fue la rotura de la columna de dirección, que había sido recortada y soldada en la previa de la carrera a pedido del piloto para estar más cómodo en el asiento.
El fin de semana cambió para siempre la Fórmula 1. Se adecuaron todos los circuitos, evitando curvas a alta velocidad y agregando chicanas en su lugar. El mismo trazado de Imola fue renovado completamente, modificando tanto Tamburello como Villeneuve, las dos curvas fatídicas. También se cambiaron completamente los diseños de los monoplazas y para 1995, todos los equipos tuvieron que adecuar sus diseños a la nueva normativa de la FIA que obligaba a hacer carros más seguros para el piloto.
Así, Imola quedó marcado para siempre como el circuito donde se sucedió una de las jornadas más negras de la competición. Si bien la carrera se disputó ininterrumpidamente hasta 2006, aún hoy sigue recordándose por el ese 1994. Volvió para 2020 y 2021 (con el nombre de Gran Premio de Emilia-Romaña) como reemplazo de las carreras que se suspendieron por la pandemia. Y ahora en 2022 es su regreso oficial como parte del calendario oficial, renovado hasta 2025.