“No estamos tan bien como parece, aún hay que trabajar mucho para luchar por el campeonato”, es una frase que se escuchó en el paddock de Mercedes durante ocho años seguidos en los test de pretemporada. Y era cuestión de tiempo para que, luego de esos dichos pesimistas, las flechas plateadas destrozaran a los rivales en cada circuito.
Por eso, cuando Lewis Hamilton dijo hace unas semanas, luego de los primeros test, que Mercedes estaba lejos de Ferrari y de Red Bull, nadie le creyó. Tanto analistas, fanáticos y miembros de los demás equipos estaban seguros que los tiempos marcados en las pruebas significaban que la escudería alemana se estaba guardando algo. Pero el tiempo pasó y, luego de dos carreras, se puede decir que esta vez Lewis tenía razón: Mercedes está mal.
El cambio de reglamento siempre tiene ganadores y perdedores. Y nada tiene que ver el rendimiento del año anterior. Ferrari luchó por el tercer lugar y ahora es el equipo más consistente. McLaren, es la contracara, ganó carreras en 2021 y este año a duras penas llega a Q3. Con Mercedes pasa lo mismo, un mal diseño (raro en el equipo) puede retroceder mucho a las aspiraciones de la escudería.
Los problemas empezaron con el rebote que tienen los monoplazas con el regreso del efecto suelo. El tema es que Mercedes es de los pocos que aún no lo resolvió de manera satisfactoria, y cada solución que se plantea, genera una pérdida considerable de rendimiento que se vio reflejado en la eliminación de Hamilton en Q1 en Arabia o en que George Russell no pudiera luchar más que un quinto o sexto puesto (en Bahréin fue cuarto gracias a los abandonos de los Red Bull)
Así, todo indica que Mercedes deberá luchar más de la cuenta y encarar una situación inédita desde que comenzó su dominio en 2014. Siete títulos de pilotos y ocho de constructores (todos consecutivos) dan cuenta que este momento de crisis, donde claramente Ferrari y Red Bull están alejándose cada vez más del resto, es un escenario que desde el equipo alemán no están acostumbrados a enfrentar.
Además, el motor que trabajó Mercedes este año no brinda el rendimiento deseado, sobre todo el rectas, al no tener una velocidad punta. No solo las flechas de plata lo sufren, sino también los equipos clientes, como McLaren, Williams y Aston Martin, en los que ninguno ha podido ser competitivo, a diferencia de, por ejemplo, los motores Ferrari que realzaron a equipos como Haas y Alfa Romeo, además de la propia casa madre.
“La carrera de hoy es el reflejo de nuestra actual posición. Las brechas de rendimiento parecían ser similares en la clasificación y la carrera, pero tenemos mucho trabajo para estar en el frente, en la pelea. Probablemente sea más sencillos decir qué funciona, son menos elementos. Necesitamos analizar cada área del auto, ya sea la aerodinámica, el peso, la unidad de potencia. En la F1 nunca tenemos una única solución”, declaró Toto Wolff, director de Mercedes post carrera en Arabia.
De todas formas, desde la escudería son optimistas y piensan que el rendimiento y el ritmo van a subir carrera tras carrera, por lo que en las próximas fechas se verán actuaciones más acorde a la historia de Mercedes y ahí si que el campeonato se pondrá mucho más interesante si se agrega un contendiente más a la lucha entre Ferrari y Red Bull que parece que va a animar la temporada.