Daniel Ricciardo, ganador de la edición 2021 del Gran Premio de Monza, se convirtió en el protagonista de la carrera de 2022 involuntariamente. Su McLaren se detuvo en una recta a cinco vueltas para el final del Gran Premio de Italia y a unos cincuenta metros de una salida del circuito. Nadie pensaba que un simple fallo mecánico volvería a poner en la mira a la FIA.

Si bien Max Verstappen (vaya sorpresa) lideraba con casi veinte segundos de ventaja sobre Charles Leclerc, el anuncio del Safety Car para retirar el monoplaza de Ricciardo le puso un poco de emoción a la carrera y le dio ilusión a los tifosi de Ferrari que querían un triunfo de uno de los suyos en la carrera local. Pero con el correr de los minutos, esa ilusión se volvió disgusto. Y no solo de los tifosi.

El primer error de la dirección de carrera fue no poner bandera roja al momento del abandono de Ricciardo. El McLaren quedó en un lugar donde la pista era angosta y dos ruedas estaban dentro del asfalto. Si bien el resto de los monoplazas tienen la obligación circular a baja velocidad, los auxiliares y las grúas deben trabajar sin interferencias.

Pero el problema es que la grúa tardó tres vueltas en llegar al McLaren e incluso retiró el monoplaza averiado yendo marcha atrás, lo que inevitablemente avivó los fantasmas del accidente de Jules Bianchi en Susuka 2014, que le costó la vida unos meses después al piloto francés.

Luego, los rezagados no se desdoblaron completamente porque falló la comunicación entre la dirección de carrera y el safety car, que debe prender un led verde en la parte trasera para dar aviso a los pilotos de que pueden pasar. Por eso, entre Max Verstappen y Charles Leclerc quedaron los carros de Bottas y Tsunoda, lo que recordó a Abu Dhabi 2021 en la definición entre Max y Hamilton. Finalmente, los tiempos no alcanzaron para más y el neerlandés sumó un nuevo triunfo en medio los abucheos de los aficionados.

Nadie tardó en dar su opinión. Tanto Ferrari como Red Bull expresaron su disconformidad por la resolución de la carrera. “Esperábamos un coche de seguridad y la FIA lo sacó, pero no se relanzó la carrera luego. No entendemos la razón por la que los coches no han podido desdoblarse antes. Hay que ser más rápidos. La Fórmula 1 merece un gran espectáculo. Estamos decepcionados por la forma en la que se ha aplicado el tiempo que se ha tardado en la toma de decisiones de sacar el coche de seguridad y del propio McLaren” explicó Mattia Binotto, director de Ferrari.

Es cierto que Leclerc estaba en desventaja de neumáticos ante Verstappen para el relanzamiento (ambos llevaban gomas blandas, pero las del monegasco tenían unas vueltas más de uso), pero todo podía suceder en apenas una vuelta. De todas formas, del lado ganador opinaron lo mismo que los de Maranello, tal como aseguró Christian Horner, jefe de Red Bull: “Esa no es la forma en que queremos ganar una carrera. Llevamos años hablando de ello. Quedaba tiempo suficiente para terminar en condiciones de carrera, teníamos el coche más rápido, pero no debería haber acabado así, compartimos la decepción de los aficionados”.

Igualmente, hubo un comentario a favor. Se trató de Toto Wolff, que sin cambiar su discurso sobre lo que sucedió en la última carrera del año pasado, se mostró conforme sobre lo que se aplicó en Monza. Claro, decir lo contrario significaría avalar la resolución de lo que pasó en Abu Dhabi y le costó el título a Hamilton, su piloto.

“Dirección de Carrera ha sido objeto de críticas, pero esta vez han seguido las reglas, quizá podrían haberlo hecho una vuelta antes o dejar pasar a George Russell, pero han seguido las normas y han aceptado que la carrera termine bajo coche de seguridad. Así es como debería ser. La situación era clara, hay reglas escritas y hay que cumplirlas. Y desde mi perspectiva, esté traumatizado o no desde Abu Dabi, esas reglas se han seguido al pie de la letra esta vez. Había un coche en la pista, había comisarios y un grúa ahí”, diciendo indirectamente que esto mismo hubiera hecho que Lewis ganara su octava corona en 2021.