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Era Miami y la Fórmula 1 necesitaba introducir algún tipo de espectáculo o extravagancia con la que despertar la vista de millones de espectadores y enfatizar en la cara más estadounidense de una categoría decidida a explotar el mercado americano de mil maneras posibles. De esta forma, la F1 sorprendió con una ‘introducción’ a los pilotos como ya ha hecho en anteriores ocasiones, todas ellas en suelo norteamericano.
Con una ceremonia inicial tremendamente barroca con animadoras, orquesta, un presentador, y un ‘director de orquesta’, todo ello en una parrilla abarrotada de invitados VIP, y en un show poco articulado y que se acabó haciendo largo, suscitó las críticas de los pilotos por la excepcionalidad a la que llevó a los equipos, que tuvieron que modificar sus planes habituales previos a la carrera.
“Supongo que es la forma estadounidense de hacer las cosas en el deporte. Personalmente, probablemente no sea para mí”, analizó George Russell, quien no ve con buenos ojos mezclar hasta tal punto el espectáculo y el deporte. “Estoy aquí para competir. No estoy aquí para el espectáculo. No creo que haya ningún otro deporte en el mundo en el que 30 minutos antes de salir a hacer tu trabajo, estés fuera bajo el sol, con todas las cámaras enfocándote y haciendo un poco de show”, remarcó el de Mercedes, en su crítica a una introducción en la que la mayoría de pilotos apenas quiso interactuar con el presentador y pasó de largo a ocupar su sitio en la parrilla.
“A ninguno de los pilotos le gusta. Es un negocio al final del día, así que es lo que tenemos que hacer. Pero agregar más y más cosas como esta, a ningún conductor le gusta”, sentenció Lando Norris, quien sin embargo enfocó la situación de un modo más realista, sabiendo de los intereses de la F1 detrás de estas acciones.
“Si lo hacemos, tenemos que hacerlo en todas partes porque no creo que la afición de Miami sea mejor que la afición italiana de Imola o de España o de México o de Japón”, sentencia Fernando Alonso para finalizar a este respecto, recriminando a la Fórmula 1 la discriminación a otras aficiones del planeta que también siguen el campeonato con fervor.