Uno de los máximos motoristas de la historia ya ha participado en las reuniones entre la FIA y los actuales fabricantes de la F1 para discutir su posible entrada a partir de 2026, cuando entre en vigor la nueva normativa de motores. Uno de los cambios será la desaparición del MGU-H.

Se trata del Grupo Volkswagen, propietaria de la marca Porsche, que es la que tendría todas las intenciones de sumarse a la categoría reina del automovilismo en los próximos años. Ya tuvo un proyecto en marcha para 2021, pero abandonó los planes cuando el campeonato desechó la idea de modificar el reglamento.

Porsche quiere incrementar la libertad de desarrollo en la parte eléctrica a expensas de congelar o estandarizar el motor de combustión. “Si ves el futuro y lo que los fabricantes anuncian en cuanto a porcentajes de coches eléctricos que quieren vender en el futuro, es muy importante que la Fórmula 1 vaya hacia la electrificación”, explica Thomas Laudenbach, CEO de la marca.

Por lo tanto, y tal y como dejan caer desde Porsche, la FIA está dispuesta a ir en esa dirección, dando mayor importancia a la parte eléctrica a pesar de que al mismo tiempo se ha vendido que se tratará de simplificar la parte híbrida, que ha provocado que en la última generación de motores introducida en 2014, solo Honda haya entrado para marcharse antes del final de la misma, evidenciando una gran barrera de entrada.

Porsche lleva más de tres décadas fuera de la competición, en la que siempre estuvo como proveedor de motores. Sus épocas más exitosas fueron durante la década de los ochenta, cuando se asociaron con la escudería McLaren y, bajo el nombre de TAG, crearon el motor que triunfó en los campeonatos de pilotos de Niki Lauda en 1984, y Alain Prost en 1985 y 1986, ganando también el de constructores en 1984 y 1985.