La historia de Fiordaliza Cofil es una historia que se repite mucho entre nuestros atletas: surgir entre la lucha contra la precariedad.
Cofil es otro ejemplo del insistir, persistir y no desistir. Superando situaciones adversas, a sus 21 años ya cosecha logros que muchos no se atreven siquiera a soñarlos, menos a intentarlo. Ella ha logrado mucho, y lo que todavía le falta por ‘recorrer‘, literalmente.
Como atleta de alto rendimiento, la preparación conlleva arduos entrenamientos, pero si a ello le agregamos la escasez, cuando no se cuentan con las herramientas necesarias u óptimas e ir a practicar sin haber comido nada, solo basta imaginarlo un poco para ver lo loable de sus hazañas conquistadas.
Oriunda de Guaymate, La Romana, es la quinta de siete hijos de Cristina Cofil. Su crecimiento y desarrollo humano como atleta lo ha hecho desde las entrañas de la pobreza.
De adolescente, estudió en tanda extendida, para luego llegar a la casa después de la práctica y no encontrar nada que cenar. Sin protestar. Cuidando no preocupar a su madre.
Y así, en plena juventud, siendo una niña aún, conquistó medallas sin ser favorita a podio.
Estableció récord nacional juvenil y superior del 4×400; participó en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Acudió a Juegos Olímpicos Tokio 2020 aunque no estuvo en la pista, y recientemente logró oro en relevo mixto 4×400 metros planos en el Mundial de Atletismo Eugene 2022. Entre muchas otras proezas.
Cosas grandiosas para una chica a la que un entrenador le dijo que no veía nada en ella. No desistió. Y otro entrenador, Elías Zacarías Valdez, sí vio lo que otros no lograron ver.
Cofil comenzó en los 100 metros, pero el entrenador Joel Capellán, que la entrenaba en Santo Domingo le recomendó mudarse a los 400 metros.
A los 17 años, se convirtió en la primera mujer que gana una medalla Centroamericana y del Caribe con esa edad. La primera de plata para el país en la modalidad y esa región. Al lograr en ese entonces ser medallista de plata fue incluida en el programa Parni, ganando 15 mil pesos.
Gracias a sus piernas, el 5 de junio de 2019, recibió una casa en su natal Guaymate, a través del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) y el Ministerio de Deportes y Recreación (Miderec), como parte de un acuerdo entre ambas instituciones, por instrucciones del gobierno pasado, de proteger a los deportistas nacionales de alto rendimiento.
Fiordaliza no solo representa a la patria en las más altas competiciones, también la defiende. Es parte de la Armada de la República Dominicana.
Es lamentable que algunos dominicanos se estén privando de disfrutar del regocijo de los logros de Fiordaliza Cofil, que no ha hecho más que poner la Bandera Nacional en alto y sonar las notas de nuestro solemne Himno Nacional en los escenarios deportivos más destacados de su disciplina.
Aunque a esos algunos no les parezca que se les coloque la etiqueta de racistas, las cosas han de ser llamadas por su nombre. Y la actitud de esos pocos han sido posturas responden a racismo.
Es lamentable que una persona, como es el caso de esta joven fémina que solo nos ha regalado éxitos en el deporte, sea maltratada por estas personas cegadas por sus prejuicios.
Iniciando por posiciones de índole “no es dominicana, no me representa”. Pues la noticia para esos dominicanos que se sienten con el derecho de otorgar o quitar la nacionalidad dominicana, se les comunica que Fiordaliza Cofil es dominicana como ellos. Así lo dicen los registros oficiales, mismos que ellos poseen.
Cofil es de República Dominicana. Legalmente dominicana. Por los hechos dominicana. Una dominicana nativa. Una Dominicana que viste la insignia tricolor al ser laureada. Una dominicana criada con las costumbres y en el seno de las raíces de Quisqueya. Una dominicana de armas y zapatillas a tomar por el honor de la Patria. Una dominicana que pese a las vicisitudes de una sociedad tercermundista como somos, ha labrado con tan solo 21 añitos, una hoja de vida que pocos dominicanos podrían exhibir.
Fiordaliza es de ascendencia haitiana. Es producto de la migración, como muchos son descendientes de esta.
Cofil es dominicana como es Manny Machado, el beisbolista de los Padres de San Diego (equipo de las Grandes Ligas), Machado es estadounidense de nacimiento y dominicano de orígen que nos representa. Como lo son Félix Sánchez, Karl Anthony Towns y Vladimir Guerrero Jr., por sus padres.
Fiordaliza Cofil es dominicana, como es la jinete Yvonne Lozos nacida en Nigeria, criada en Canadá, quién se nacionalizó dominicana y decidió representarnos. Dominicana como la karateca María Dimitrova, que nació en Bulgaria, y desde los 6 años se crió en el país; la especialista en kata es dominicana por nacionalización. Jiaji Wu, raqueta nacional del ping-pong, es de origen chino.
Estos pocos dominicanos ciegos de prejuicios, a los deportistas de ascendencia dominicana pero nacidos, y a veces incluso criados fuera, sí los aceptan como compatriotas. Y por supuesto, deben hacerlo.
Esos mismos dominicanos ciegos de prejuicios sí se sienten representados en deportistas que no nacieron en el país, no tienen orígen dominicano; y en algunos casos, no se criaron en esta media isla, tampoco comparten sus costumbres ni rasgos físicos. Y desde luego, sí representan a Dominicana.
Ellos, sólo parece le niegan la nacionalidad quisqueyana a aquellos con orígenes de Haití.
Ahora, cómo es que esos pocos dominicanos ciegos de prejuicios, pretenden negarle la ciudadanía a personas nacidas y criadas aquí. ¿Basados en qué? ¿En su orígen foráneo? Un orígen extranjero que no está tan lejos como Bulgaria o China. Sino justo al lado. ¿En rasgos físicos de la etnia africana? ¿Está más cerca un dominicano común de la apariencia caucásica que de la negra? Es irrisorio, la verdad.
Así como se ha estado cuestionando la ‘dominicanidad’ de Fiordaliza Cofil, lo mismo ocurrió con el levantador de pesas Zacarías Bonnat de Bayaguana o Luisito Pie de Taekwondo, señalados por sus orígenes haitianos. ¿Detectamos el patrón?
Caída la careta de estos racistas, entonces es cuando ellos dirán “no es racismo, es el contexto histórico de Dominicana y Haití”. Y podría entonces esto llevar a otras cosas, que si “la agenda unificadora de la isla”, que si “los prohaitianos” y una serie de tópicos para teñir esa discriminación fruto de paradigmas impregnados en sus psiquis.
Señores. Esto es deportes. Estamos hablando de seres humanos, atletas. No de dictadores o invasores del 1800. Hablamos de dominicanos. Frutos de la migración, sí. Como muchos partieron a otros lares en busca de una mejor vida y mayores oportunidades, que por allí tuvieron descendencia.
Dominicanos, atletas. Criados, forjados, y entrenados en su país. Con apego, amor, hacia su país. Que no conocen otra cosa que su país. País al que tienen derecho, como es uno de los principales derechos de una persona al nacer: derecho a una nacionalidad. Y eso es algo que se lo confiere la ley. Nada más.
También pasa la otra cara de la moneda. Personas de origen dominicano, o incluso nacidos y hasta criados aquí, que deciden representar otros países. Y están en su derecho.
Sean cuáles sean los argumentos de esos ciegos por sus prejuicios, base no tienen ninguna. Tampoco poder. A través de la opinión deliberada y sus estigmas no pueden contra la verdad y la ley. Y no tienen derecho alguno de otorgar o quitar la nacionalidad.
Es una vergüenza que estos pocos ciegos por sus prejuicios maltraten a un ente que solo ha sumado a nuestra sociedad.
Cual si fuese poco con ultrajar a Fiordaliza Cofil por su ascendencia, hay que sumarle una más: cuestionamiento sobre su género y sexo.
El expresidente del Comité Olímpico Dominicano (COD), Luisín Mejía, fue invitado al programa Sol de la Mañana de RCC Media y fue abordado sobre Cofil y su género. Claro, la gente utiliza la palabra género cuando en realidad se refieren al sexo, lo biológico pues. Entonces, el señor Mejía aseguró que la corredora Fiordaliza Cofil es de sexo femenino.
Es una pena que los medios movidos por la opinión pública de esos dos o tres ciegos por sus prejuicios, tengan que andar ‘esclareciendo’ lo evidente.
Algunos no solo niegan que Cofil sea dominicana, también que es hembra. Estos cuestionamientos por sus rasgos atléticos y musculosos propios de atletas de su calibre, y según estos, por su voz. Por lo que incluso tienen la osadía de asegurar que es un transexual, transgénero.
En lo que al deporte concierne, Fiordaliza Cofil es hembra. Compite en la modalidad que le atañe, la femenina.
Sobre su género o preferencia sexual, no hay que cuestionar o aclarar nada. Sus preferencias sexuales son íntimas, y su rol de género el que desee asumir.
Cualquiera podrá discutir sobre género, sexualidad y sexo lo que desee, pero simplemente no es el tema de esta clase.
Lo que sí, es que no es negociable que a Cofil, como a cualquier persona, hay que respetarle.
Si acaso tiene maneras o gustos masculinos, es de su total libre albedrío.
Si alguno que nos lee tenía de estas dudas y no se considera racista ni que discrimina de ninguna otra forma pues tan sólo se preocupó de que no haya nada ilegal o ilegítimo, pues entonces simplemente puede estar tranquilo. Por un lado, Cofil es dominicana; nativa y legalmente dominicana. Por otro lado, Cofil no práctica una competencia desleal, está en la categoría que según su sexo le corresponde: femenino.
Ya aclarada sus dudas, y en buena fe, puede gozar tanto como nosotros de los logros de Fiordaliza Cofil y celebrarlo echando porras a todo pulmón. Orgullo dominicano.
Qué triste palpar tantos prejuicios en perjuicio de una dominicana tan valiosa.
Es cuanto.