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Todo el que haya practicado judo en algún momento de su vida, conoce muy bien que, al entrar al dojo, siendo un simple cinturón blanco, lo primero que te enseñan en el tatami, son los llamados ocho valores del código moral de este arte marcial; el respeto, la honestidad, el autocontrol, la amistad, la cortesía, el coraje y la modestia.

Tal vez el sensei Jigoro Kano, el creador de esta disciplina allá a finales del siglo XIX en un Japón todavía semifeudal; tal vez Kano nunca llegaría a imaginar que más de 100 años después, a miles de kilómetros de Tokio, una   muchacha común, de un barrio común, como otro cualquiera en República Dominicana, llegaría a ser una fiel discípula de sus enseñanzas.

La figura

Y es que, al pensar en María García, no se puede pensar de otra manera que no sea enalteciendo su figura dentro del deporte dominicano y en particular el judo.

Se dice fácil, pero fueron 20 años reinando a nivel doméstico, 20 años, desde 1997 a 2016. Un elemento este que da la medida respecto al alto nivel alcanzado por García, todo un ejemplo de amor y lealtad a su deporte y a la bandera de su querida Patria.

Cabe resaltar de igual modo que entre 1999 y 2006, María legitimó su clase más allá de las fronteras de Quisqueya, ya que en desde la medalla de oro en el Panamericano Infantil, celebrado en Venezuela, no paró de obtener grandes resultados; también oro en el Internacional Benito Juárez en México allá por 2003, luego en el Panamericano Adulto en tierras morochas en 2004, para repetir a nivel continental en Argentina, Brasil y Puerto Rico.

Hoja de servicios

Se trata de una atleta con una hoja de servicios impresionante, que también se pudo evidenciar en Juegos Centroamericanos y Panamericanos, ya que en varias ediciones de estos eventos múltiples María García pudo copar el podio; logró plata individual y por equipo en los Centroamericanos de Cartagena, Colombia, en 2006 y oro cuatro años después en Mayagüez, Puerto Rico.

A su vez, en Juegos Panamericanos, la criolla se colgó el metal de bronce en Santo Domingo 2003, hazaña que repitió en Río de Janeiro 2007.

El mejor colofón

El colofón perfecto para su extraordinaria carrera fueron los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008 y Londres en 2012, certámenes en los que logró incluirse siempre entre las 16 mejores.

Hablamos de María García, una leyenda viva que es orgullo de todos los dominicanos y amantes del deporte en general.