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Tenista estadounidense. Serena Williams nació el 26 de septiembre de 1981 en Saginaw, en el estado de Michigan, como quinta hija, tras Lynder, Asha, Yetunde y Venus, de un ambicioso padre, Richard Williams, y de una madre, Oracene, sumisa a las decisiones de su marido, hasta que en 2001 se separaron. No es tan alta como su hermana Venus Williams, que rebasa los 1,80 metros (Serena mide 1,76 y pesa 65 kilos), pero tiene más potencia y musculatura, forjada en largas horas de pesas en el gimnasio.
La familia vivía en Long Beach, en la zona oeste de Los Ángeles, hasta que un día, inesperadamente, el padre, que ambicionaba que Venus y Serena fueran campeonas de tenis, trasladó a toda su prole a Compton, un gueto hermético situado en el centro de la ciudad, con el propósito de que ambas, a la sazón de cuatro y cinco años, crecieran en un ambiente de dureza.
Cuando Venus ya llevaba dos años con la raqueta e inacabables sesiones de entrenamiento, empezó Serena, que no dejaba de fijarse en la progresión que experimentaba su hermana mayor, que a los once años ganó 63 partidos consecutivos en torneos regionales. El mánager y entrenador celoso de sus hijas era Richard, hasta que en 1991 las puso, siempre bajo su rigurosa supervisión, en manos de un experto, Rick Macci, un notable forjador de estrellas instalado en Florida, donde la familia pudo fijar su residencia gracias a un primer contrato con la firma Reebok.
El ascenso en el circuito profesional
Serena Williams progresaba a la sombra de su hermana, que en 1994, con sólo catorce años, entró en el circuito profesional con notable éxito. Ella lo hizo en septiembre de 1995, aunque no empezó a competir de forma continuada hasta 1997, poco después de que su hermana alcanzara la final del Open de Estados Unidos, que perdió ante la entonces número uno, Martina Hingis.
A pesar de su dedicación al tenis, las hijas de Richard tenían la obligación de no descuidar su formación académica, que llevaron a cabo en un exclusivo colegio de sólo treinta alumnos situado en Lake Placid, The Dritwood Academy, donde ambas obtuvieron medias de notable y donde Serena se graduó en junio de 1999, cuando ambas hermanas habían conseguido ya triunfos parciales sobre todas las top ten del momento.
Aquella temporada de 1999 Serena, de quien el padre había profetizado que sería la mejor, se adelantó a Venus consiguiendo su primer título del Grand Slam al ganar el Open de Estados Unidos, después de que ambas hermanas hubieran conseguido ganar dos torneos distintos en un mismo día: Venus en el Indoor de París y Serena en Oklahoma. Hasta entonces sólo una jugadora de color había logrado ganar en el Grand Slam: Althea Gibson, que venció en Wimbledon en 1957 y en el Open de Estados Unidos en 1958. El 5 de abril de aquel año ambas hermanas entraron en el top ten y poco después, en categoría de dobles, ganaron el Open de Francia y la Copa Federación.
En 2000, Venus, que empezaba a mostrar celos de su hermana, venció a ésta en la final del torneo de Lipton. Serena aceptó la derrota con una sincera sonrisa y, poco después, ganó el Indoor de París, el mismo día que Venus le daba la réplica venciendo en Oklahoma; se había invertido lo que sucedió en 1999.
Aquel año, en Wimbledon, Venus eliminó en semifinales a Serena, y después se adjudicó el título ante Davenport. Además, ambas vencieron en dobles, algo que ya habían conseguido en otros dos torneos mayores: Roland Garros y el Open de Estados Unidos. Empezaba a tomar cuerpo la hegemonía que ambas impondrían en el circuito femenino.
La reina del Grand Slam
El 8 de julio de 2002, después de derrotar a Venus en la final de Wimbledon por 7-6 y 6-3, Serena Williams se convirtió en la número uno del ranking de la Asociación de Tenis Femenino (WTA), en un momento en que ya sumaba dieciséis títulos en el circuito internacional. El 9 de septiembre, Serena, con veinte años, asombró en el Open de Estados Unidos tanto por su ceñidísimo modelo catwoman como por su enésima demostración de poder con una raqueta al derrotar en la final a Venus por 6-4 y 6-3 en setenta y dos minutos.
Con esta victoria empataba con su hermana mayor en sus duelos particulares (5-5) y en títulos del Grand Slam, con cuatro para ambas: Venus con dobles victorias en Wimbledon y Open de Estados Unidos (2000 y 2001) y Serena, recapitulando, en Roland Garros, Wimbledon y Open de Estados Unidos (2002), donde ya se había estrenado en 1999. Tras ganar en Estados Unidos, la impresionante temporada de Serena incluía seis títulos, 45 victorias y sólo cuatro derrotas. Una lesión en el tobillo le impidió participar en Australia, donde se impuso la estadounidense Jennifer Capriati.
Sí participó, en cambio, en 2003, y esta vez no defraudó y ganó la final. No ganó en Roland Garros, donde sorprendentemente cayó en semifinales ante la belga Justine Henin, pero sí lo hizo en Wimbledon, donde se repitió la final Venus-Serena del año anterior. Serena volvió a vencer a Venus, que jugaba lesionada, y con 4-6, 6-4 y 6-2 sumó su quinto triunfo en el Grand Slam.
El precio de la fama
Serena, como en su día le sucediera trágicamente a Monica Seles, hubo de pagar el precio de su fama al sufrir el acoso de un maníaco aficionado, un alemán de treinta y cuatro años que la apabullaba a regalos y presenciaba todos sus entrenamientos, gracias a la fortuna que poseía su familia. Fue arrestado y encarcelado el 3 de marzo de 2002 por desnudarse frente a la recepción de un hotel de Scottslade (Arizona), donde estaba hospedada Serena. El padre de ésta amenazó con matar al persistente acosador si su benjamina sufría el menor daño.
Otra desgracia se cernió sobre la familia Williams cuando, a mediados de septiembre de 2003, un delincuente común asesinó a Yetunde, una de las hermanas. Quizás antes de lo esperado dejara el tenis y el camino abierto para emergentes campeonas incapaces de luchar contra la potencia de las Williams, porque la mayor caía en depresiones cada vez que la derrotaba su hermana, y Serena albergaba la ambición de emular a Julia Roberts. Para ello tomaba clases de interpretación con un consumado profesor de Los Ángeles, quien aseguró: «Es muy natural y está increíble ante una cámara». La tenista sufría porque no quería eclipsar a su hermana, a quien había admirado; su objetivo no era ser siempre la número uno en detrimento de Venus. No obstante, en 2003 lo era, y no sólo en el ranking sino entre el público estadounidense, que con sus votos le otorgó el Premio Atleta del Año de la ESPY.