El mundo del atletismo está lleno de historias de grandes corredores que han logrado proezas increíbles. Con más de cien años de competencias profesionales, hay muchos ganadores que tienen detrás todo un trabajo de años.
Es imposible recordarlos a todos, pero hay algunas de esas trayectorias que trascienden y se vuelven más populares, en muchos casos por la diversidad de objetivos alcanzados. Al ser tan breve la trayectoria de un corredor profesional, reinventarse es también un desafío enorme. Shalane Flanagan es una de esas atletas reconocidas en todo el mundo que ha podido una y otra vez alcanzar la primera plana de las noticias de running y ha conseguido mantenerse activa durante muchos más años que el promedio.
Pasó luego a los campeonatos nacionales donde se destacó en todas las distancias en las que participó. En competencias de pista, de calle y de cross-country siguió obteniendo victorias que la confirmaron como una de las grandes corredoras de su país de todos los tiempos. Ganó las eliminatorias de los 10.000 metros para competir por Estados Unidos en Beijing 2008 y en esos Juegos Olímpicos obtuvo un tercer puesto, pero finalmente le darían la medalla plateada cuando se descubriera un doping positivo en la atleta que había salido segunda.
Convertida en medallista olímpica, Flanagan pasó a correr medio maratón, obteniendo también victorias que la llevarían a finalmente pasar al maratón, cosa que anunció en el año 2010, cuando confirmó su participación en el maratón de Nueva York.
En esa competencia consiguió un cuarto puesto con una marca de 02:28:40, lo que le permitió no solo tener la mejor ubicación de una norteamericana en ese maratón en veinte años, sino que ganó el campeonato nacional que se disputaba en esa misma competencia.
Esto no le impidió seguir ganando en distancias más cortas. Sus logros la acompañarían por varios años más. Compitió en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 obteniendo un décimo puesto y en los de Río de Janeiro 2016 donde llegó en sexto lugar. Sus mejores marcas en calle las consiguió en Boston 2016, con un récord nacional vigente de 30:52 para los 10 Km, en medio maratón San Diego 2016 con un tiempo de 01:07:51 y en maratón en Berlín del 2014 con una marca de 02:21:14.
Pero todavía quedaban varios logros para Shalane. En agosto del 2016, Flanagan y su amiga de la universidad Elyse Kopecky publicaron su primer libro de cocina llamado Run Fast Eat Slow (Corre rápido, come lento). Ambas corrían en el mismo equipo y luego cada una tomó un camino diferente. Especializada en nutrición, Kopecky fue la parte fundamental de este libro pensado para corredores, donde la idea era dar recetas de comida sana y a la vez rica.
El libro se convirtió en un best seller del New York Times y en el año 2018 publicaron juntas un segundo, llamado Run Fast, Cook Fast, Eat Slow (Corre rápido, cocina rápido, come lento), focalizado en los mismos tópicos del anterior, pero pensando en las personas sin tiempo para cocinar.
En febrero del 2017 Flanagan sufrió una fractura en la parte baja de su espalda, por lo que no pudo competir en el maratón de Boston. Pensó seriamente en la posibilidad de un retiro, pero finalmente decidió participar del maratón de Nueva York de ese año. En ese maratón su máxima oponente era la doble ganadora de las ediciones previas, la keniata Mary Keitany.
Shalane Flanagan corrió con todo lo que tenía y en una competencia apasionante terminó de forma contundente y con una victoria inolvidable. En 2017, Flanagan fue la primera atleta norteamericana en el maratón de Boston después de 40 años. Su llegada fue una de las más emocionantes de la historia y sin duda la más memorable para ella. Su retiro del profesionalismo se oficializaría en el 2019, pero eso tampoco impediría que Flanagan realizara algunas carreras memorables más y un récord sorprendente.
En el año 2021, y debido a la pandemia, por primera vez en la historia las Six World Marathon Majors se desarrollaron en el transcurso de sólo seis semanas. Flanagan decidió hacer 6 en 6, es decir, completarlas todas, en menos de tres horas cada una.
El 26 de septiembre, terminó Berlín en 2:38:32 (17ª en la división femenina); el 3 de octubre terminó Londres en 2:35:04, aunque no salió con la elite femenina en la partida previa; el 10 de octubre, completó Chicago en 2:46:39 (25 en la división femenina); un día después, el 11 de octubre, terminó Boston en 2:40:34 (33° en la división femenina); el 18 de octubre, en lugar del maratón de Tokio cancelado, corrió su propio maratón en Oregón en 2:35:14; y finalmente el 7 de noviembre terminó su proeza realizando el maratón de la ciudad de Nueva York de 2021 en 2:33:32 (12° en la división femenina).
En el año 2022 Shalane Flanagan corrió el maratón de Boston, pero lo hizo para acompañar a Adrianne Haslet, una sobreviviente del atentado que sufrió ese maratón en el año 2013. Haslet era espectadora y le amputaron una pierna de la rodilla hacia abajo debido a las heridas que recibió. Para la ciudad de Boston, ver a Haslet entrenar junto a Flanagan durante estos meses, finalmente verlas llegar juntas fue un acontecimiento inolvidable.
“Ha sido el día más feliz de mi vida” dijo Adrianne luego de cruzar la meta. Shalane Flanagan es una de las corredoras más queridas en Estados Unidos y eso hizo que todo fuera aún más conmovedor.
Flanagan ha escrito desde hace más de dos décadas varias páginas memorables dentro del atletismo mundial y no solo de su país. Su legado y su imagen van más allá de sus medallas y eso es algo que todos reconocen. Un tercer libro, Rise & Run también triunfa en ventas actualmente, lo que la confirma como autora, mientras se dedica también a su trabajo como entrenadora en el equipo donde ella supo ser atleta, lo que cierra perfectamente un círculo virtuoso de vida sana e inspiración.