Una de las cosas que tiene Emilio Bonifacio es su capacidad para seguir y seguir. Es de esos incombustibles del beisbol. El martes se robó una base, llegó a tercera y luego el catcher tiró mal para forzar la del empate. Es decir, sigue haciendo de la suyas “el efecto Bonifacio”.
“Nosotros queremos ir por el primer lugar y no nos vamos a rendir”, dijo una vez finalizado el juego. “Todo el crédito a nuestros lanzadores que hicieron el trabajo”.
“El Capi” desde que se embasó en el cierre del sexto sabía lo que iba a hacer, correr. “Ese es el juego mío”, alcanzó a decir. “Yo me robé esa base desde que llegué a primera, porque yo lo había visto calentando”.
Roenis Elías había salido del juego, luego del boleto a Bonifacio. Le tocaba el turno para lanzar al relevista Julián Fernández. “Cuando uno está atento al juego se le hace a uno más fácil”.
Y es que el corredor en cuestión llegó a segunda luego de un pasbol del catcher Joe Hudson. Fue allí cuando vino la jugada que a la postre le permitiría la Licey empatar las acciones.
“Yo traté de robarme la tercera, porque todos los pitcheos que él (Fernández) lanzaba calentando eran bien bajitos y quería eliminarle buscando un wild pitch o que no tuviera la confianza para tirar los envíos quebrados y pudiera darle a mi bateador la confianza a mi bateador que conectara de hit”.
Esta fue la tercera base robada de la temporada y la anotada 17 para el capitán del equipo azul. “Yo todavía confío en mis piernas”.
Bonifacio considera que lo más importante fue haber ganado el juego de este martes. “Lo importante fue que ganamos hoy y que pudimos jugar buena pelota”.
Este miércoles, los Tigres viajan a Santiago a jugar el último partido de la serie particular, la cual está 5-4 a favor de los felinos.
Sobre las emoción del juego pudo expresar que “estos juegos siempre son emocionantes y por eso el estadio siempre se pone así”.