Si alguien han hecho bien su trabajo en la pelota ese es Fernando Rodney. El otrora ícono de los Leones del Escogido fue enviado a los Gigantes del Cibao durante el receso de temporada y al final, como era de esperarse, se encargó de los cierres. Ahora, a los 45 años de edad, sigue lanzando llamas y fuego al home.
En la ronda regular terminó con ocho juegos salvado, 19 ponches en 20.o entradas de labor. Su WHIP fue de 1.20 y su efectividad de 1.35. En el Todos contra Todos de este año ha salvados los dos juegos que ha ganado Gigantes del Cibao, precisamente ambos frente a los Tigres del Licey.
“Ser cerrador signficia mucho porque es una responsabilidad grande”, dijo el lanzallamas una vez finalizado el juego del martes en el estadio Quisqueya Juan Marichal que ganaron sus compañeros a los felinos. “Como ya me dieron la bola para este trabajo voy a tratar de hacer mi trabajo al 100 por ciento y que la cosa salga bien, siempre que salga a la lomita”.
Hasta los momentos ha cumplido. En un par de salidas tiene efectividad inmaculada, cinco ponches en 2.0 entradas, sin hits y todo lo demás en cero. Hasta el WHIP. Nadie le ha pisado la inicial en esta semifinal.
“La clave para ganar este partido (contra el Licey) fue que nos mantuvimos peleando hasta el out 27”, destacó. “Estuvimos atacando la zona de strike. Yo sabía que el juego estaba por una carrera. Uno tiene que lanzar un poquito cuidadoso, porque cualquiera te puede dar un batazo. Así fue el papel que desempeñé esta noche”.
Los adversario ya deben entender entonces que cuando entre a lanzar “La Flecha” hay que temblar. Los números indican que en ese brazo no hay desgaste, que sigue siendo el mismo de siempre y que a los bateadores les hará la vida imposible con sus buenas dosis de rectas endemoniados y cambios que bostezan y duemen bates.
Por algo sigue siendo eso, el incombustible.