Los Juegos Olímpicos son la máxima cita del deporte mundial. Y como tal, una de las premisas principales es la de la superación. En cada edición los atletas tratan de superar las marcas personales y globales y cada récord que se rompe es festejado hasta el cansancio.
Pero aún quedan marcas que parece que van a estar vigentes por mucho tiempo, ya que sus dueños son parte de la historia dorada del olimpismo. Y, actualmente, no parece haber nadie que este cerca de alcanzarlas, y mucho menos, superarlas.
El principal récord es el de Michael Phelps, el nadador estadounidense que, al momento de retirarse, se hizo con 28 medallas olímpicas. De esas 28, 23 son de oro. Al día de hoy, Phelps es el mayor ganador individual de la historia olímpica. Él solo tiene más medallas de oro que 103 países en su historia olímpica. El nadador logró todas sus medallas entre Atenas 2004 y Río 2016. Su mejor momento fue en Pekín 2008 donde batió el récord de más medallas doradas en una misma edición con ocho (ganó todo lo que disputó en esos Juegos).
Por otro lado, uno de los eventos más esperados en una edición de los Juegos es la competencia de los 100 metros llanos. Es el momento en el que se decide al hombre más rápido del mundo y, en los últimos años, el dueño de ese galardón fue Usain Bolt. Entre 2008 y 2016 el jamaiquino ganó los 100, los 200 y la posta 4 x 100. Años después fue descalificado de la posta en Pekín por el dopaje positivo de Nesta Carter, que lo privó de una de sus nueve medallas doradas. Aún hoy, conserva el récord olímpico y mundial en los 100 metros con una marca de 9.63 y 9.48 respectivamente.
Nadia Comaneci es un emblema de la gimnasia artística. Su actuación en Montreal 1976 fue un antes y un después en la historia olímpica. Ganadora de tres medallas de oro, una de plata y una de bronce en esa edición, fue la primera gimnasta en la historia en recibir una puntuación de 10 puntos en cualquiera de las actuaciones. Su performance en las barras asimétricas que le valieron ese puntaje, sigue siendo a día de hoy uno de los momentos más memorables de la historia de los Juegos. Nunca más se asignó un 10 a ningún atleta.