El Comité Olímpico Internacional «respeta» el boicot diplomático de los Juegos de Invierno de Pekín anunciado este lunes por Estados Unidos, y se congratula de que esa decisión «política» no ponga en entredicho la participación de los atletas estadounidenses.
«La presencia de responsables gubernamentales y diplomáticos es una decisión puramente política de cada gobierno, que el COI, en su neutralidad política, respeta plenamente», indicó un portavoz de la instancia olímpica este lunes a la AFP.
«Al mismo tiempo, este anuncio nuestra también claramente que los Juegos Olímpicos y la participación de los atletas van más allá de la política, y nos congratulamos de eso», agregó la misma fuente.
Aunque la magnitud que tomará la protesta política es por ahora difícil de prever –cuando Australia y Canadá contemplan imitar a Estados Unidos y el Parlamento Europeo llamó en julio al boicot diplomático–, la ausencia de boicot deportivo es crucial para la organización.
Desde el mes de marzo, el presidente del COI, Thomas Bach, quien fue privado de la defensa de su título olímpico de esgrima por el boicot occidental de los juegos de Moscú en 1980, milita claramente contra la idea de privar a los deportistas de la cita olímpica por razones políticas.
«El apoyo a los atletas y a los Juegos Olímpicos fue expresada en múltiples ocasiones durante los últimos meses, y más recientemente por la resolución de Naciones Unidas titulada ‘Edificar un mundo pacífico y mejor gracias al deporte y al ideal olímpico’, adoptada la semana pasada en Nueva York», añade el COI.
Esta resolución «pide» a los Estados «cooperar» con el COI para «utilizar el deporte como un instrumento para promover la paz, el diálogo y la reconciliación en las zonas de conflicto durante y más allá del periodo de los Juegos olímpicos y paralímpicos», agregó el portavoz.
El COI, que reivindica desde el origen su «neutralidad» política, está confrontado desde la atribución en 2015 de los Juegos Olímpicos 2022 en Pekín a múltiples protestas internacionales relacionadas con las violaciones de los derechos humanos en China, como en los Juegos de Verano de 2008.
Tuvo además que justificar en las últimas semanas su «diplomacia discreta», percibida como un gesto de complacencia con el gobierno chino, en la gestión de lo ocurrido con la jugadora de tenis china Peng Shuai tras acusaciones de agresión sexual que ella formuló contra un ex-dirigente chino.