Los Juegos Olímpicos son la mayor cita deportiva que existe. Miles de atletas de todo el mundo comparten dos semanas en los que, no solo hay lugar para la competencia, sino también para todo tipo de mensajes, ideologías y culturas.
Uno de los momentos más particulares de los pasados Juegos celebrados en Tokio, tuvo como protagonista a Tom Daley, clavadista británico que ganó la medalla de oro en saltos sincronizados. El atleta fue retratado mientras estaba tejiendo en las gradas del Centro Acuático al momento que se desarrollaban otras competencias.
El momento fue furor en redes, al mismo tiempo que Daley declaró que aprendió a tejer durante el confinamiento de la pandemia y que lo ayudó a concentrarse durante los Juegos, donde logró su primer oro que se suma a los bronces obtenidos en Londres 2012 y Río 2016. Además, no tuvo problemas en declarar abiertamente su homosexualidad y hablar al respecto, alentando a deje de ser un tema tabú en el deporte y en la vida cotidiana.
Tales logros lo hicieron merecer el premio Attitude que se entrega en el país europeo, y en pleno discurso tras recibirlo, dejó una fuerte crítica sobre los países que condenan la homosexualidad al día de hoy, incluso con penas de muerte hacia los que lo sean.
“Creo que es realmente importante tratar de crear un cambio, en lugar de simplemente destacar o apuntar esas cosas. Así que antes de los Juegos de París en 2024, espero lograr que los países en los que es punible con la muerte la homosexualidad no puedan competir en los Juegos Olímpicos“, declaró el deportista.
Incluso, el británico fue más allá y condenó la elección de Catar como sede del próximo Mundial de Fútbol, país que no sólo también considera delito grave la homosexualidad, sino que también fue denunciado por violar derechos humanos en la mano de obra que realiza la construcción de los estadios de la cita deportiva.
“Creo que no debería permitirse que un evento deportivo se celebre en un país que criminaliza los derechos humanos básicos”. Hay 11 países en el mundo con este castigo, entre ellos Arabia Saudí, Irán y Afganistán, como así otros sesenta países en los cuales no hay permitido ningún tipo de relación entre personas del mismo sexo.