Los Juegos Olímpicos de Tokio quedarán en la historia como de los más complicados para realizar. No por la carencia de infraestructura, sino por la logística de hacer la cita deportiva en plena pandemia mundial. Los Juegos iban a realizarse el pasado y, en una decisión histórica, la organización decidió suspenderlos por un año.
Ahora, con todo listo para que los Juegos se lleven acabo este año, todavía sigue habiendo trabas que dificultan su inicio. A la confirmación de que no habrá público en ninguna de las competencias, se suma la delicada situación de los organizadores con la opinión popular.
La sociedad japonesa es un modelo a seguir en cuanto a disciplina, orden y respeto. Pero la situación mundial respecto al Covid-19 no hace distinciones y Japón también es uno de los tantos países que lo sufre. Por eso mismo han aparecido numerosos grupos de protesta dentro del publico japonés que consideran peligroso realizar un evento como este en el contexto actual.
La organización no parece tener salida, ya que cancelarlos implicaría una pérdida multimillonaria. Se estima que los costos pueden alcanzar hasta 15.000 millones de dólares, de los cuales, la mayoría es dinero aportado por los contribuyentes.
De esta forma, Japón no quiere saber nada con contratiempos que impliquen demorar, una vez más, los “Juegos Olímpicos mejor preparados de la historia” según dijo el Presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.