La fiesta de los Juegos Olímpicos terminó y ahora queda la parte más dura del evento. La de hacer cuentas y ver el balance que arrojó la cita para el país organizador. Obviamente, la postergación de un año aumentó considerablemente el presupuesto requerido para su realización, pero aún así los costos fueron mayores de lo esperado.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, el precio oficial por organizar los Juegos de Tokio 2020 fue de 15.400 millones de dólares. El estudio de la Universidad descubrió que todas las justas desde 1960 han excedido su presupuesto en un promedio de 172%. El exceso de Tokio es de 111% o 244%, dependiendo de la cifra que se elija.
Esto es así porque varias auditorias gubernamentales aseguran que el precio real de los Juegos de Tokio es mayor a la cifra oficial, incluso el doble. Con excepción de 6.700 millones de dólares, el resto viene de fondos públicos de los contribuyentes japoneses. Según el presupuesto más reciente, la contribución del COI es de 1.300 millones, que aportó varios cientos de millones adicionales después de la pandemia.
Una de las polémicas previas a la realización de los Juegos fue la opinión pública que consideraba innecesario un gasto de tal magnitud en una crisis sanitaria como la que sufre el mundo entero desde el año pasado. No solo se oponían a los riesgos que implicaba la llegada de gente de todas partes del mundo, sino al gasto que eso producía.
Por ejemplo, el costo estimado de construcción de un hospital de 300 camas en Japón es de 55 millones de dólares. Así que se pudieron haber construido casi 300 de ellos. El precio promedio de una escuela primaria en Japón es de unos 13 millones. Por ese precio, se tendrían 1.200 escuelas. O también, un avión Boeing 747 está valuado en alrededor de 400 millones. Entonces, se tendrían 38 jumbo jets por el costo de unos Juegos Olímpicos.
La luz de la llama olímpica se apagó, pero ahora Japón deberá sacar la calculadora y revisar sus cuentas para evitar el disgusto popular, como ya ocurrió en otras ediciones como en Pekín 2008 o Río 2016, catalogados como de los más costosos.