Pocos deportistas nacionales pueden jactarse de tener un legado como Félix Sánchez. Su historia olímpica, que comenzó en Sydney 2000, continúa a pesar de haber dejado de correr en las pistas de los principales estadios del mundo y ahora se dedica a trasladar su conocimiento a las nuevas generaciones.
“Mi sueño, desde hace mucho, era que termináramos siendo una potencia en atletismo. Duró más de lo que esperaba, desde que gané el oro en Atenas, pero ya estamos viendo los resultados y ya hay muchachos que están comenzando a correr más temprano”, explicó sobre el potencial que tiene el país para seguir creciendo.
Antes, en Dominicana era común que los competidores en atletismo fueran chicos que provenían de otros deportes, como el beisbol o el voleibol, en el que no tuvieron oportunidad por la alta competencia. Ahora, debido a los éxitos de los últimos años, el atletismo es la primera elección de muchos jóvenes.
“Tenia la oportunidad de quedarme en Estados Unidos (su país natal) y ser entrenador en la universidad o volver a la República Dominicana y empezar mi academia para aportar. Después de un año solamente recibí el apoyo de Danilo Díaz. Así y todo, nunca pensé que ganaríamos una medalla en los Juegos Olímpicos tan pronto“, remarcó con orgullo.
A pesar de que el Estadio donde se practica lleva su nombre, Sánchez declara allí los atletas no están cómodos y necesitan más instalaciones para poder tener una práctica más efectiva: “Necesitamos una pista, mejor alimentación, un mejor gimnasio, es lo básico que necesitamos y ahora no lo tenemos. Estamos haciendo un gran esfuerzo para lo que logramos y no debería ser así. Necesitamos una pista privada, lo malo del Centro Olímpico es que está abierta para todo el mundo y no es la misma concentración”
Junto con el cubano Yaseen Pérez, está a cargo de todos los grupos de velocistas de integran el equipo olímpico. Tal responsabilidad no lo asusta, a pesar de tener muchas diferencias con su época de atleta: “Como atleta puedes controlar todo, uno se mete en su burbuja, pero como entrenador, tienes que hablar con todos, decirles cómo comer, ser consejero. Y, al final del día, ver los frutos de todos los meses de trabajo, eso es muy satisfactorio“.