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Jamaica, que durante décadas dominó el mundo del sprint, enfrenta su mayor desafío tras una decepcionante actuación en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde su tradición de éxitos en velocidad se vio truncada.
Por primera vez en más de dos décadas, Jamaica regresa de unos Juegos Olímpicos sin un solo oro en las pruebas de velocidad, vallas, o relevos. Esta nación, que ha sido sinónimo de velocidad, se encuentra en una encrucijada histórica. A pesar de sumar seis medallas, incluido un inesperado oro en lanzamiento de disco, el equipo caribeño experimentó un naufragio en lo que siempre ha sido su buque insignia: la velocidad pura.
Un Eclipse Inesperado en el Sprint Masculino
El panorama comenzó a oscurecerse para Jamaica en los 100 metros masculinos, una prueba que históricamente ha sido dominada por los velocistas jamaicanos. Kishane Thompson, uno de los jóvenes talentos emergentes, logró una valiosa medalla de plata, quedando a escasas milésimas del oro que fue a parar al estadounidense Noah Lyles. Aunque la victoria de Thompson podría haber alterado ligeramente la narrativa, la realidad es que Jamaica no logró el éxito esperado en sus disciplinas más preciadas.
El equipo masculino de velocidad solo consiguió dos medallas: la plata de Thompson en los 100 metros y un bronce de Rasheed Broadbell en los 110 metros vallas. Esta cuenta es la más baja desde los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, un reflejo preocupante del declive que la velocidad jamaicana ha experimentado en París 2024. Con Thompson, Broadbell y Oblique Seville como las nuevas caras de la velocidad jamaicana, el futuro de cara a Los Ángeles 2028 se presenta incierto, sin la garantía de un dominio similar al de la era dorada de Usain Bolt y sus contemporáneos.
Velocidad Femenina: Un Vacío en el Podio
La situación en el equipo femenino fue aún más dramática. Jamaica, que ha sido una fuerza dominante en la velocidad femenina durante décadas, no logró ninguna medalla en esta categoría por primera vez desde los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. La ausencia de medallas es un golpe devastador para un país que ha visto a sus mujeres triunfar en 49 ocasiones en el podio olímpico en eventos de velocidad desde entonces.
La principal causa de este fracaso fue la desafortunada serie de lesiones que afectaron a las grandes estrellas del equipo. Elaine Thompson-Herah, quien no pudo siquiera viajar a París, Shelly-Ann Fraser-Pryce, que se retiró antes de las semifinales de los 100 metros, y Shericka Jackson, quien ni siquiera llegó a competir, dejaron un vacío imposible de llenar. Las jóvenes promesas, como Nickisha Pryce, Tia Clayton, y Ackera Nugent, no lograron estar a la altura de las expectativas, quedando fuera de las finales o sin poder completarlas.
El resultado fue un desolador cero en el medallero de la velocidad femenina jamaicana, algo impensable después de 48 años de éxito continuo. En eventos como los 100, 200, 400 metros, 100 y 400 metros vallas, así como en los relevos 4×100 y 4×400, Jamaica había sido una fuerza imparable, alcanzando picos históricos en Juegos Olímpicos como Pekín 2008 y Tokio 2020.
París 2024 marca un punto de inflexión para Jamaica, un país cuya identidad deportiva está profundamente entrelazada con el éxito en la pista de atletismo. La desaparición de la supremacía jamaicana en la velocidad plantea preguntas sobre el futuro de este deporte en la isla caribeña. Con una nueva generación de atletas emergiendo, la preparación para Los Ángeles 2028 será crucial para determinar si Jamaica puede recuperar su posición en la élite del atletismo mundial o si este es el inicio de una era de menor protagonismo.
Las expectativas para el futuro inmediato son moderadas. Aunque existe esperanza en los jóvenes talentos, la ausencia de figuras dominantes como las que Jamaica ha producido en el pasado sugiere que el camino hacia el regreso al trono será arduo y lleno de desafíos. El tiempo dirá si Jamaica puede reinventarse y volver a ser sinónimo de velocidad en el mundo del atletismo.