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Mientras el mundo espera ansioso el regreso de Mike Tyson a los 58 años en un enfrentamiento contra Jake Paul en Texas, el nombre de “Iron Mike” evoca, además de su histórico desempeño en el boxeo, su relación con una de las mascotas más extravagantes: tres tigres de bengala. Años atrás, en su podcast Hotboxin’, Tyson compartió su peculiar experiencia al tener a estos felinos salvajes, que él mismo reconoció como una de las decisiones más arriesgadas de su vida. Aunque sus nombres —Kenia, Storm y Boris— evocaban cierta ternura, el cuidado de estos animales pronto se convirtió en una experiencia desafiante y, a veces, peligrosa.
El origen de una idea salvaje
El inicio de esta aventura se remonta a un momento complicado en la vida de Tyson: mientras cumplía una condena en prisión, fue seducido por la idea de tener animales exóticos como mascotas. “Estaba en la cárcel, y hablando con un amigo que vendía autos exóticos, me dijo que un conocido suyo tenía tigres y leones”, relató Tyson. “Pensé que sería genial tener uno cuando saliera de prisión”. Así fue como, al salir de prisión, dos cachorros de tigre lo esperaban en casa, dando inicio a una relación de 16 años que estuvo repleta de desafíos y situaciones extremas.
— Alejandro Sanchez (@SopaDecuis) November 9, 2024
Una vida de riesgos y cuidados
Conviviendo con los tigres en su propia casa, Tyson descubrió los riesgos de tener animales salvajes como compañeros. “No hay forma de domesticar completamente a un tigre; pueden herirte sin querer”, comentó el exboxeador, recordando el respeto que estos felinos le imponían. Aunque su dieta se basaba en carne de caballo y pollo, Tyson mencionó los retos logísticos y económicos que implicaba mantenerlos: desde el suministro de comida hasta los problemas de convivencia, como los gases o los desechos que los tigres dejaban en la piscina.
A pesar de sus esfuerzos, Tyson sufrió varios incidentes con sus tigres, incluido un mordisco que le dejó seis puntos de sutura. La convivencia también fue un reto para sus allegados; su exmanager, Shelly Finkel, recordó un momento particularmente tenso: uno de los tigres de Tyson saltó la cerca para atacar al perro de un vecino. “El vecino miraba por la ventana, viendo cómo el tigre saltaba hacia su perro, y Mike intentaba contenerlo”, relató Finkel. Este incidente atrajo la atención de la Sociedad Americana para la Prevención contra la Crueldad hacia los Animales (ASPCA), lo que eventualmente obligó a Tyson a considerar deshacerse de sus tigres.
— Alejandro Sanchez (@SopaDecuis) November 9, 2024
El final de una era exótica y peligrosa
La relación de Tyson con Kenia, su tigre favorito, terminó de forma trágica. Kenia, quien había sido su compañera por más de una década, protagonizó un desafortunado incidente cuando alguien desconocido ingresó a la propiedad de Tyson y decidió interactuar con el tigre. El resultado fue una mordida que dejó a la persona gravemente herida. “Le di 250 mil dólares porque estaba realmente mal”, confesó Tyson, recordando el doloroso final de su experiencia con Kenia y sus otros tigres.
El legado de Mike Tyson va más allá de los cuadriláteros y de sus títulos. Sus aventuras con tigres de bengala subrayan una vida marcada por decisiones controvertidas y excentricidades que, en su momento, simbolizaban el éxito y el exceso. Ahora, mientras se prepara para otro combate, Tyson enfrenta sus últimos años de gloria deportiva con una sabiduría que sus días de tigres y leones no le dejaron: que algunas relaciones, por poderosas que sean, no pueden ni deben domesticarse.