Your browser doesn’t support HTML5 audio

Esta será la decimotercera vez que el torneo más antiguo del golf, el British Open, o The Open, como prefieran, se celebra en el Royal Liverpool, en Hoylake (Inglaterra), un links que estuvo ausente de la rota desde que el argentino Roberto de Vicenzo ganó en 1967 hasta que Tiger Woods lo hizo en 2006. Estaba marrón y seco cuando Tiger ganó en 2006 –por cierto, también fue el último British que jugó en su carrera y con su hijo de caddy, Seve Ballesteros- y el estadounidense sólo utilizó el driver en una ocasión. Y Hoylake fue lo suficientemente suave para la victoria de Rory McIlroy en 2014 –2º puesto compartido de Sergio García- cuando en la tercera ronda se salió por primera vez en la historia de dos tees para evitar el colapso y poder acabar el domingo. Un Rory que llegará aquí con la vitola del emocionante triunfo en el Open de Escocia el domingo en North Berwick, el segundo este 2023.

El nº1 mundial Scottie Scheffler comenzó a jugar en links en 2021 en el Royal St. George’s, en Sandwich (Inglaterra). Rescató vídeos de los dos últimos British en Hoylake y dio fe de los cambios. “Pude ver las dos caras”, dijo. “Una estaba muy firme, la otra estaba blanda”. Incluso cuando los jugadores empezaban a llegar al campo, Hoylake mostraba las estaciones del verano. El sol hacía que por la mañana pareciera un horno. La lluvia dificultaba la visibilidad a primera hora de la tarde. Después, una mezcla de sol y lluvia y nubes, y fresco, todo antes de la cena.

El Royal Liverpool abrió sus puertas en 1869 y en un terreno casi sagrado lo diseñaron Robert Chambers y George Morris, hermano pequeño del Viejo Tom…Los campos están en continua evolución y ni que decir tiene que el diseño que se jugó en 2014 poco o nada tiene que ver con el que jugaron los jóvenes del British Amateur en 1885, primera edición del torneo que se disputó en este bello recorrido de Hoylake. De hecho, el propio Harry Colt rediseñó el campo en el siglo XX y de una manera constante se han ido haciendo modificaciones con el paso de los años.

Y los rectores decidieron darle la vuelta al hoyo 15, que se jugaba cuesta abajo de tee a green y ahora se juega cuesta arriba. Es decir, donde estaba el green antes ahora está el tee y viceversa. Empezaron a remodelarlo en 2019 y acabaron a mediados de 2020. La visión desde el tee es espectacular. Al estar el green en alto, transmite la sensación de tener un green infinito, ya que su final se une con el cielo y el océano. Es un green en forma de flan, por lo que no es fácil alcanzarlo y está muy bien protegido. Tiene un búnker muy profundo a la derecha, otro búnker muy complicado corto, a la izquierda hay otra trampa de arena, quizá menos complicada que las otras dos y el fallo largo se encuentra con unas matas importantes y una zona de arena. La recuperación es realmente difícil. El hoyo 17 se llama ‘Little Eye’ y se juega en dirección a Gales. Será, sin duda, uno de los grandes atractivos de este British Open. Antes, Royal Liverpool terminaba con un par 5, par 4 y par 5 y ahora acabará con un par 5, par 3 y par 5. Más drama y más tensión, aunque a algunos les seguirá pareciendo un sacrilegio.

Todo empieza este jueves, y para McIlroy, la clave es la paciencia. “Es un viaje para meterse en la lucha por la Jarra, y para estar allí el domingo por la tarde. Hay un montón de golpes por dar y un montón de golf por jugar. Lo peor que puedes hacer en este deporte es adelantarte a los acontecimientos”.