El BMX es uno de los deportes más populares de los Juegos Olímpicos. Se inició en Pekín 2008 en dos modalidades, carrera y reloj. Y de inmediato acaparó muchas miradas por la velocidad y la intensidad vivida en los circuitos de cada edición. Pero tampoco faltan las caídas. Y en Tokio no fue la excepción
Se disputaba la tercera serie de la primera semifinal de la modalidad carrera. Después de las dos primeras mangas en las que los ocho competidores buscaban un lugar en la última carrera por la medalla de oro, hubo un impactante accidente que protagonizaron tres ciclistas. En la primera curva el neerlandés Twan van Gendt impactó su rodado con el francés Sylvain Andre y el estadounidense Connor Fields, lo que provocó una dura caída de los tres que quedaron fuera de competencia.
La peor parte se la llevó el norteamericano, líder hasta ese momento y defensor del título logrado en Río 2016. El estadounidensen quedó tendido en la pista y debió ser hospitalizado de inmediato a una clínica cercana para que le realicen diversos estudios. Y los primeros resultados arrojaron una fractura de clavícula.
A pesar del incidente, Fields logró acumular un puntaje suficiente para clasificar a la final. De todas formas, debido a la lesión no la pudo disputar y su lugar quedó vacante. Esto es llamativo, ya que el reglamento indica que, en caso de que un clasificado se retire de la competición, su lugar no es ocupado por el siguiente en la tabla, sino que queda vacío y la siguiente carrera se disputa con un corredor menos.
En la última carrera, el neerlandés Niek Kimmann se quedó con la medalla de oro, el británico Kye Whyte consiguió la presea de plata y el colombiano Carlos Alberto Ramirez Yepes completó el medallero con la de bronce