Las locuras que puede llegar a hacer un fanático de la NFL en épocas del Super Bowl, son increíbles. Es que es el evento deportivo anual más importante de los Estados Unidos. No solo mueve pasiones dentro y fuera de la cancha, sino que alienta a los más osados a cometer todo tipo de extravagancias.

Una de los puntos que llamó mucho la atención este año, fue el precio de reventa de los tickets, que se ofrecen por la misma página oficial del evento, cuyo valor no baja de los cinco mil dólares. De hecho, los ingresos VIP -que permiten acceder al campo de juego una vez finalizado el encuentro- pueden llegar a superar los 80 mil dólares. Pero no todo el mundo está dispuesto a pagarlo, como es el caso de Dion Rich, quien durante 35 años ingresó al Super Bowl sin pagar un solo centavo, 22 sobre el césped.

Finalmente fue descubierto. Pero ¿cómo? Al día siguiente de los títulos su cara siempre aparecía en la portada de los principales medios. Sin embargo, nadie sabía quién era este hombre.

Corrían los primeros días del año 1989 y los encargados de la seguridad del Super Bowl solo tenían una cosa en mente: Hacía ya 10 años que venían viendo a una cara desconocida que se repetía una y otra vez en las imágenes de los momentos destacados de cada final. Estaban hartos de ver a este misterioso hombre acechando detrás de Vince Lombardi, levantando en sus hombros al entrenador Tom Landry, bailando con los hijos de los jugadores durante los festejos o celebrando con los mariscales de campo ganadores.

Pero dar con él no sería tarea fácil, a lo largo de los años, Rich había perfeccionado su estrategia, que lo llevó a burlar la seguridad del máximo evento deportivo unas 22 veces hasta ese entonces. Utilizando disfraces, pelucas, anteojos, bigotes y barbas postizas, pases de prensa antiguos, y mediante diferentes artimañas, este hombre desde la década del 60 no había pagado tan solo una entrada a la final.

Finalmente su propio ego le jugó una mala pasada. Mediante un plan creativo, un detective se hizo pasar por un periodista y se ganó la confianza de Rich, quien le concedió una entrevista en donde confesaba todo con lujo de detalles. De esta manera sabrían cómo atraparlo. En aquella edición del Super Bowl, el hombre llegó al estadio de Miami en silla de ruedas con un pase de discapacitado falso, al identificarlo, la seguridad lo apartó pero en lugar de arrestarlo acordaron que debería parar de infiltrarse de manera ilegal. Lejos de cumplir su promesa, siguió burlándose de la seguridad, hasta su “retiro” en la edición número XXXVI en 2002 habiendo presenciado 35 ediciones consecutivas sin pagar. Años después, en una entrevista admitió que desde ese entonces adquiere las entradas de manera legal, aunque aseguró: “si veo una puerta lateral abierta sin nadie alrededor, es posible que tenga que volver a colarme”.