Carlos Alcaraz es el tenista del año, no hay duda. Pero todo logro siempre trae consecuencias, sobre todo desde lo físico, tras una temporada muy desgastante. El español, que se convirtió en el tenista más joven en el alcanzar el número uno del ranking con diecinueve años (bajó por más de un año el registro de Lleyton Hewitt) no pudo estrenar el galardón de la mejor manera.
Si bien ya había “debutado” como número uno, unos días después de confirmarse su ascenso en el ranking luego de ganar el US Open, el juego fue por Copa Davis ante Felix Auger-Aliassime. Terminó en derrota en tres sets, aunque luego se tomó revancha ante Kwon en la manga ante Corea del Sur.
Pero una vez actualizado el ranking, Alcaraz estrenó su título de mejor del mundo en el ATP 500 de Astana, Kazajistán, ante el veterano David Goffin, que llegaba a la primera ronda como “Lucky Loser”, luego de la baja del danés Holger Rune. Y así y todo, el belga dio la sorpresa.
El ex número siete del mundo derrotó al español en sets corridos (7-5 6-3) propinándole la peor derrota de Carlos en la temporada, ya que es el primer juego del año en el que Alcaraz no logra quedarse con, al menos, un set en el partido.
Carlos Alcaraz dispondrá de unos días más para recargar las baterías. El número uno mundial no peligra, si acaso ha perdido una ocasión para apuntalarlo en el objetivo de conservarlo hasta la conclusión de una temporada en la que debe aparecer aún en Basilea, París-Bercy, las ATP Finals de Turín y las Finales de Copa Davis en Málaga.
Lo destacable del español es que la de 2022 es sólo su segunda temporada completa en ATP. Las emociones y los compromisos se han ido acumulando a una velocidad insospechada de tanto éxito precoz. El tenista aún no llega a veinte años de edad y debe ir paso a paso