Ashleigh Barty revalidó todos sus pergaminos para hacer historia en su propia casa. La número uno del mundo, en su encuentro más complicado a lo largo del certamen, se impuso por 6-3 y 7-6 ante la estadounidense Danielle Collins para levantar por primera vez el Abierto de Australia.
Anteriormente había conseguido Roland Garros en 2019 (se impuso ante la checa Markéta Vondroušová) y Wimbledon 2021 (contra la checa Karolína Plíšková). “Se me hizo realidad un sueño. Estoy muy orgullosa de ser australiana. Gracias a todos por el apoyo”.
Algunas de las claves de la victoria de la deportista local se ven reflejadas en los siguientes números: consiguió quebrar 3 veces el saque a su rival, tuvo un 57% de efectividad en el primer servicio, cometió 3 dobles faltas y logró ganar el 66% de los puntos al saque.
El triunfo de Ash quedará para siempre en el recuerdo del público local, ya que fue la primera australiana en llegar a la final individual de Melbourne Park desde Wendy Turnbull en 1980, y es la primera en coronarse desde Chris O’Neil en 1978. En su camino al título eliminó a cuatro tenistas estadounidenses en sus cuatro últimos partidos: Amanda Anisimova en octavos, Jessica Pegula en cuartos, Madison Keys en semifinales, y Collins en la final.
Por otra parte, se convirtió en la única jugadora en activo junto a Serena Williams en haber ganado torneos de Grand Slam en todas las superficies (duro, hierba y tierra batida).