Horas críticas vive Novak Djokovic en el transcurso de su temporada, a la espera de confirmar si puede o no jugar el US Open, el último torneo de Grand Slam del año. Si bien venció en Wimbledon el pasado 10 de julio, el torneo no entregó puntos por lo que perdió los 2000 que obtuvo por a edición pasada. Eso se suma a los que perdió en Australia (fue deportado antes del torneo) y en los cuatro Masters 1000 que se ausentó.
Por lo tanto, si no juega el US Open, perdería otros 1200 puntos (llegó a la final en 2021) y el Top Ten correría riesgo. De hecho, el serbio se encuentra actualmente en sexto lugar del escalafón, pero decimotercero en la carrera por la clasificación al Masters de fin de año, por lo que cada punto perdido es una complicación.
Estados Unidos había anunciado que iba a permitir el ingreso al país sin restricciones a personas no vacunadas con el objetivo de “aprender a convivir con el virus y que el cuidado sea por cuenta de cada individuo”, pero estas medidas aún no entraron en vigencia, por lo que a una semana del inicio del certamen, Djokovic aún no puede viajar.
Si bien el serbio se encuentra entrenando en Montenegro como si fuera a jugar, está en desventaja ante sus rivales como el caso de Rafael Nadal o Carlos Alcaraz que ya se encuentran en New York, tras la gira norteamericana de Toronto y Cincinnati, a la espera del comienzo del torneo que será el 29 de agosto. Si para el jueves, día del sorteo, el serbio no recibe el permiso, deberá anunciar su baja.
Si finalmente eso sucede, su regreso a la competición oficial será el 14 de septiembre contra España en la fase de grupos de la Copa Davis en Valencia. Como marca la normativa de competición, su primer adversario será Alcaraz. A raíz de esto, debido a que toda la gira por China se canceló, solo tendrá el Masters de Paris-Bercy para acomodar su ranking y no faltar al Masters de Turín al que solo se ausentó en una ocasión en quince años