No falta nada para que termine el último torneo grande del año en el circuito tenístico. Pero al mismo tiempo falta todo, lo más importante. Solo quedan cuatro jugadores, entre los que estará el próximo campeón del US Open en Nueva York.

Ya con una semi confirmada entre Daniil Medvedev y Felix Auger-Alissime, quedaba por definir la otra mitad de la etapa, que determinará a los finalistas del torneo, con un claro atractivo: ver si Novak Djokovic seguía en carrera por el Grand Slam.

Y el serbio afrontaba una dura tarea, ya que enfrente tenía al italiano Matteo Berrettini, contra el cual jugó en la última final de Wimbledon, con triunfo del número uno del mundo en cuatro sets. Pero ahora era diferente, ya que la presión era mucho mayor.

Tal es así que, al igual que en el césped inglés, el italiano se llevó el primer set en una manga muy pareja en la que no se daban ventajas hasta que Berrettini quebró en el momento justo para llevarse el set por 7-5. Y llegaría la reacción de Nole.

Djokovic demostró que es un jugador con una mentalidad asombrosa y una capacidad enorme de recuperación. Al igual que contra Brooksby en octavos, tras perder el primer set se vio lo mejor de su tenis, incluso estando abajo en el marcador.

Con una ráfaga de buenos servicios y tiros ganadores, Novak se llevó los siguientes sets con una clara diferencia en el juego, como si el primer set no hubiera existido. 6-2 6-2 6-3 y a semifinales, para seguir en carrera de obtener el tan ansiado Grand Slam

Ahora se las verá contra el alemán Alexander Zverev, el que lo eliminó en Tokio 2020 e inició una serie de eventos que dejaron a Djokovic sin Golden Slam y sin medalla olímpica. Zverev tachó sin complicaciones a Lloyd Harris 7-6 6-3 6-4 demostrando que está en su mejor nivel.

Las semifinales se programaron para el día viernes, aunque el horario todavía no se confirmó. Los ganadores de los dos partidos jugarán el domingo 12 de septiembre la final en el Estadio Arthur Ashe, donde Djokovic buscará obtener el Grand Slam, mientras el resto querrá levantar su primer trofeo grande.