El circuito de la ATP es un mundo lleno de historias. Hay torneos en todo el mundo al mismo tiempo y cientos de tenistas, fuera de las principales figuras, se baten para sumar puntos que le permitan estar, al menos por un rato, en los primeros planos. Pero entre ellos, hay uno que supo llegar a la gloria.

El escocés Andy Murray, ganador de tres torneos de Grand Slam y, además, ex número uno del mundo, es el tenista británico más exitoso desde las primeras décadas del siglo pasado. Pero su físico le pasó factura a sus logros y tuvo que ser operado dos veces de una lesión en la cadera que lo mantuvo lejos de las canchas por un año entero.

Esta temporada decidió volver y, tras caer a puestos más allá del Top 100 del ranking, tuvo que empezar casi de cero. Pero el regreso no está funcionando. Desde que volvió a jugar cierta regularidad, Murray alternó actuaciones interesantes en los grandes escenarios, pero le ha costado muchísimo meterse en el fango de los torneos menores.

Por ejemplo, en Wimbledon avanzó hasta tercera ronda, algo que no hacía en un torneo grande desde 2017. Allí perdió ante Denis Shapovalov, pero con buenas sensaciones de un regreso. Lo mismo en el pasado US Open, donde si bien cayó en primera ronda, llevó a Stefanos Tsitsipas a cinco sets, en medio de polémicas por los parones del griego.

Pero fueron dos casos aislados, ya que Murray ha participado también en varios torneos de menor jerarquía, incluso los denominados Challenger, la categoría más baja en los torneos ATP y que ni siquiera cuentan para el historial oficial de un jugador si los gana.

Para el Challenger de Rennes, en Francia, el escocés recibió una invitación para jugar y, así y todo, cayó en segunda ronda ante el ruso Roman Safiulin, número 158 del ranking mundial. De esta forma, Murray no está cumpliendo con su plan de lograr cierta regularidad jugando varios partidos en pocos días para acostumbrar a su cuerpo.

Pero sobre todo, tampoco está logrando sumar puntos para poder acceder, de forma directa y no por invitación, a torneos de mayor envergadura, lo que obstaculiza su regreso a los primeros planos. Así, en un año donde ya están confirmadas las ausencias de Rafael Nadal y Roger Federer, otro ex número uno indica que comienza otra era en el tenis.