La ATP, la organización que dirige el circuito profesional masculino de tenis, confirmó este lunes la modificación de los artículos del reglamento del juego sobre las pausas para ir al baño durante los partidos, que serán de cinco minutos como máximo a partir de la temporada 2022, luego de las polémicas vividas este año.
Así, ese descanso estará “limitado a un máximo de tres minutos a partir del momento en que el jugador entre al baño“, con “dos minutos extra para cambiar de ropa”, indicó un portavoz de la ATP confirmando los rumores de que ya se estaba trabajando para modificar este aspecto del reglamento.
También se ajustará un poco la regla de “tiempo médico”, que pide un jugador cuando necesita atención de un profesional o el fisioterapeuta durante un partido. Continuará siendo de tres minutos, pero solo se podrá pedir durante los descansos o en los cambios de lado de cada set.
Las pausas para ir al baño no rompen las reglas, pero muchas veces se cuestiona su deportividad, sobre todo porque hasta ahora el reglamento no especifica el tiempo máximo que pueden duran y algunos las aprovechan para cortar el ritmo de sus rivales cuando están en racha. En esta temporada 2021 hubo varios casos que generaron polémicas.
Uno de los jugadores que fue cuestionado por “abusar” de esos descansos fue Novak Djokovic. En dos de sus partidos de Roland Garros, el número uno del mundo se tomó largas pausas en el vestuario, cuando perdía dos sets a cero y tras regresar a la cancha, en ambos casos logró dar vuelta el resultado. Más tarde, el serbio reveló que si bien usó ese tiempo para cambiarse de ropa, también le sirvió para resetear su cabeza y reveer aspectos del juego.
Otro que también es conocido por aprovechar al máximo esas pausas en el vestuario es el griego Stefanos Tsitsipas. Lo hizo, por ejemplo, en la primera ronda del US Open ante Andy Murray, a quien venció por 2-6, 7-6 (9-7), 3-6, 6-3 y 6-4. Tsitsipas se tomó un break de ocho minutos para el ir al baño cuando estaba 2-0 arriba en el quinto parcial, lo que generó la furia del escocés por, así, quitarle ritmo al partido.