Pasó otra edición de la Laver Cup, el torneo amistoso impulsado por Roger Federer, y que reúne a los mejores tenistas del planeta en dos equipos: Europa y Resto del Mundo. Y como en las otras tres ediciones, el título quedó para los del Viejo Continente, aunque esta vez por paliza.
Se sabía, desde el momento en se anunciaron los equipos, que el equipo europeo iba a tener una superioridad llamativa. Los seis integrantes del equipo eran Top 10, mientras que el mejor clasificado del Resto del Mundo estaba en el puesto 11.
Y no hubo color en el torneo. El Resto del Mundo solo pudo ganar un juego, el dobles del primer día en el que John Isner y Denis Shapovalov vencieron a la dupla formada por Alex Zverev y Matteo Berrettini. El resto, fue todo para Europa.
Tal es así, que para adjudicarse el título, Resto del Mundo debía ganar todos los partidos del domingo. Y era tan poca la confianza, que en el primer turno se jugó el dobles, para que más tenistas vieran acción ese día y no se definiera todo en un singles. Así, Zverev y Andrey Rublev vencieron a Reilly Opelka y Shapovalov en tres sets y lograron el título para los europeos. No fue necesario nada más.
De esta forma, Federer y su equipo deberán pensar una alternativa para que el formato no pierda interés. Es claro el dominio europeo por sobre el resto en el nivel tenístico. Los pocos jugadores americanos, asiáticos, africanos u oceánicos que llegan al Top 10 y se mantienen, lo hacen de forma aislada y no en grupo como parte de una generación no europea.
Por lo tanto, para la próxima edición, que se jugará en Londres, no sólo el suizo querrá estar presente, debido a que fue a Boston solo de espectador por lesión, sino que además deberá hacer que el torneo sea mucho más parejo.