Carlos Alcaraz, la joven joya del tenis español (apenas 18 años y 20° del mundo cuando se actualice el ranking), conquistó el segundo título de su carrera, el primero de categoría 500. En Río de Janeiro, la estación más importante de la gira sudamericana, derrotó a Diego Schwartzman (14° y tercer favorito en Brasil) por 6-4 y 6-2, en 1h26m.

El éxito del murciano Alcaraz se produce en el mismo torneo donde hace apenas dos temporadas debutó en el ATP Tour, con una invitación (era 406° del ranking), y en el que ganó su primer partido en la máxima categoría (contra su compatriota Albert Ramos Viñolas, que era 41°). Un crecimiento enorme.

Así, Alcaraz, que ostenta una transformación física estupenda, se convirtió en el finalista más joven de un ATP 500 desde el canadiense Felix Auger-Aliassime (con 18 años), también en Río de Janeiro, pero en la edición 2019. Además, se encumbró como el campeón de menor edad de un certamen de esa jerarquía, quitándole el lugar al italiano Jannik Sinner: con 19 obtuvo el trofeo de Washington en 2021.

Para Schwartzman, campeón del Río Open 2018, fue su segunda final de la temporada (cayó en Buenos Aires ante el noruego Casper Ruud, hace unos días) y la 14a de su carrera. Más allá del poderío extraordinario de Alcaraz, probablemente la falta de pimienta en los movimientos del argentino haya tenido que ver con el esfuerzo físico realizado este sábado, en el que debido a las reprogramaciones por lluvia, jugó dos partidos en la misma jornada, en un total de cinco horas y media.

Muchos indican que Alcaraz es el heredero natural de Rafael Nadal, pero el joven (con perfil bajo y mucha disciplina al trabajo) sigue escribiendo su propia historia sin enloquecer, sabiendo que cualquier paralelo con el máximo campeón de Grand Slam sería un error.