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Al Horford ha sido durante años una de las piezas fundamentales de los Boston Celtics y un referente del baloncesto dominicano en la NBA. Su consistencia, liderazgo y capacidad para elevar su nivel en los momentos decisivos han sido clave en la estabilidad del equipo verde. A sus 38 años, el veterano sigue desafiando la lógica y demostrando que la edad no es un impedimento cuando se combina talento con una ética de trabajo impecable.
Su reciente racha de actuaciones contra algunos de los mejores equipos de la liga refuerza su estatus como un jugador que no solo complementa a sus estrellas, sino que también puede tomar el protagonismo cuando la situación lo exige. Contra equipos de élite como Oklahoma City Thunder, Los Angeles Lakers y Denver Nuggets, Horford ha respondido con partidos de alto impacto, llenando la hoja de estadísticas y recordando por qué su presencia en la cancha es invaluable.
Un competidor nato ante la élite de la NBA
El pasado miércoles, los Celtics se midieron al Thunder, líder de la Conferencia Oeste, y aunque Boston cayó 118-112, Horford se destacó con una de sus mejores actuaciones de la temporada. Sumó 18 puntos, 10 rebotes, seis asistencias y dos tapones, convirtiéndose en el tercer jugador más veterano en registrar esos números en un partido, solo detrás de LeBron James y Tim Duncan. Además, igualó su mejor marca de la temporada regular con seis triples en 12 intentos.
Este tipo de actuaciones se han convertido en una constante para Horford, quien también brilló ante los Lakers con 14 puntos, nueve rebotes, cuatro asistencias, tres robos y un tapón, imponiendo una defensa férrea sobre LeBron James. Una semana antes, dejó su huella en la victoria sobre los Nuggets, con 19 puntos, ocho rebotes y tres robos, frustrando a Nikola Jokić y compañía.
Si se habla de su mejor noche anotadora del año, hay que remontarse a noviembre, cuando registró 20 puntos ante los Cleveland Cavaliers, equipo que en ese momento lideraba la NBA.
Lo llamativo de estas actuaciones es que, lejos de aprovechar partidos contra equipos de menor nivel, Horford parece crecerse en los duelos más exigentes. Su capacidad de adaptación y su instinto para impactar el juego en ambos lados de la cancha han sido clave para que Boston mantenga su estatus de contendiente.
El secreto de su vigencia: mentalidad y liderazgo
¿Qué motiva a Horford a mantener este nivel contra los mejores? Para el dominicano, la respuesta es simple: el deseo de ganar y la responsabilidad de responder cuando su equipo más lo necesita.
“Creo que probablemente tenga que ver con la importancia del juego y entender que ahora es cuando el equipo más me necesita”, comentó tras su actuación ante los Lakers. “Para mí, se trata simplemente de encontrar la manera de tener un impacto. Estos partidos se reducen a pequeños detalles: defender y rebotear, y eso es justo lo que me gusta. Siempre he jugado un baloncesto ganador. Eso es lo que quiero hacer”.
Su mentalidad competitiva ha sido una constante a lo largo de su carrera, en la que ha logrado clasificar a la postemporada en 19 de sus 20 temporadas completas, tanto en la NCAA como en la NBA. Paradójicamente, la única vez que no avanzó a playoffs fue en su paso por Oklahoma City en 2020-21, justo cuando la franquicia entró en reconstrucción.
El entrenador del Thunder, Mark Daigneault, quien trabajó con Horford en aquella campaña, dejó claro que su respeto por el dominicano sigue intacto: “No ha habido nadie a mi alrededor que me hiciera más feliz ver ganar (un campeonato) que Horford, por la mentalidad de nivel de campeonato que aporta a un equipo”.
No solo se trata de lo que hace en la cancha. Su liderazgo en el vestuario es igualmente valioso. Daigneault destacó cómo, a pesar de haber estado en un equipo en plena reconstrucción, Horford nunca fue cínico ni bajó los brazos. En momentos difíciles, en lugar de quejarse, busca soluciones. Siempre está entrenando a sus compañeros, y ellos siempre escuchan lo que tiene que decir.
Un presente sólido con la mirada en Springfield
Las últimas semanas han sido una muestra del impacto de Horford. En sus últimos cuatro partidos, ha promediado 15.8 puntos, 9.0 rebotes, 3.5 asistencias, 1.8 robos y 1.3 tapones, con impresionantes porcentajes de tiro: 50% en tiros de campo, 40% en triples y 90% en tiros libres. Además, ha logrado al menos ocho rebotes en nueve de sus últimos 13 encuentros y ha superado los 30 minutos en seis partidos consecutivos, algo que no hacía en una temporada regular desde hace más de dos años.
Su mayor carga de minutos ha sido clave para compensar la ausencia de Kristaps Porzingis, demostrando una vez más su versatilidad y compromiso con el equipo.
Estas actuaciones recientes fortalecen el argumento de que Horford debería ser considerado para el Salón de la Fama en el futuro. Su impacto en el juego, su consistencia a lo largo de casi dos décadas y su influencia en múltiples generaciones de jugadores lo convierten en un candidato legítimo para Springfield.
El entrenador de los Celtics, Joe Mazzulla, lo resumió de manera contundente: “A veces simplemente tengo que tomar distancia y disfrutar del espectáculo como aficionado. En un momento del partido contra los Lakers, no estaba entrenando. Solo lo estaba observando y pensé: ‘Este chico es un futuro miembro del Salón de la Fama. Puedo verlo gratis’. Es un competidor innato, y eso inspira a nuestro equipo”.
El legado de “Big-Game Al”
Horford ha demostrado una y otra vez que no es solo un veterano que sobrevive en la liga, sino un jugador que sigue marcando la diferencia en los momentos más importantes. Su habilidad para enfrentar a la élite con la misma intensidad y efectividad que en sus mejores años lo ha convertido en una pieza invaluable para Boston.
El dominio de Horford en estos juegos cruciales no es coincidencia. Es el resultado de años de trabajo, mentalidad ganadora y un compromiso inquebrantable con el baloncesto. Por eso, más que “Big Al”, el apodo que mejor lo define es “Big-Game Al”.
Con cada partido, sigue construyendo un legado que lo llevará, sin dudas, al lugar que merece entre los grandes de la NBA.