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La temporada 2024-2025 de la NBA trae consigo expectativas renovadas para la mayoría de los equipos, pero los Detroit Pistons se encuentran bajo un escrutinio particular. Con un desastroso récord de 14-68 el año pasado, la franquicia sigue buscando una fórmula ganadora. A pesar de los fichajes en la última temporada baja, incluyendo jugadores sólidos como Tobias Harris y Tim Hardaway Jr., las dudas persisten sobre si este equipo finalmente podrá escapar del sótano de la liga. Y en el centro de todo, una gran incógnita: ¿es Cade Cunningham el jugador franquicia que tanto necesitan?

El enigma de Cade Cunningham

Desde su llegada a la liga como la primera selección global en el draft de 2021, Cade Cunningham ha mostrado destellos de grandeza, pero también ha dejado muchos interrogantes. Tras una lesión en la espinilla que lo limitó a solo 12 juegos en la temporada 2022-2023, Cunningham regresó el año pasado promediando 23 puntos, 4 rebotes y 8 asistencias por partido. Aunque esas cifras son impresionantes, el contexto en el que sucedieron es problemático: el equipo perdió un récord histórico de 28 partidos consecutivos. ¿Cómo interpretar las estadísticas de un jugador cuando el equipo que lo rodea no puede ganar un solo juego?

El desarrollo de Cunningham ha sido lento, y aunque su talento es innegable, la pregunta es si puede llevar al equipo al siguiente nivel. Los Pistons han acumulado varias promesas jóvenes en las últimas temporadas, como Jaden Ivey, Ausar Thompson y Ron Holland, pero ninguno de ellos ha demostrado ser lo suficientemente maduro para cambiar la dinámica de la organización.

¿Refuerzos o parches?

La directiva de Detroit ha intentado rodear a Cunningham con jugadores experimentados en la última temporada baja. Tobias Harris, Tim Hardaway Jr. y Malik Beasley llegan para ofrecer veteranía y algo de estabilidad ofensiva. Harris y Hardaway han sido jugadores confiables cuando han tenido a superestrellas a su lado, pero la verdadera cuestión es si Cunningham puede elevar el nivel de este grupo. A simple vista, estas incorporaciones pueden parecer movimientos para ganar tiempo, pero podrían ser la clave para desbloquear el verdadero potencial de Cunningham.

La paradoja de los Pistons: ganar o perder para progresar

Detroit enfrenta una situación paradójica. O bien mejoran significativamente este año y comienzan a construir una base sólida para el futuro, o siguen siendo uno de los peores equipos de la liga para conservar su elección de draft protegida en el top 13. Este ciclo de malos resultados ha persistido durante años, y la paciencia de la afición se está agotando. Es un momento crucial para la franquicia: no pueden seguir apostando por el futuro sin ver resultados tangibles en el presente.

El mejor de los escenarios

El escenario ideal para los Pistons es que Cunningham finalmente demuestre ser la estrella que el equipo espera, liderando a un grupo competitivo que, si bien no necesariamente llegará a los playoffs, al menos mostrará señales de progreso. Si jugadores como Ivey y Thompson encuentran su rol junto a Cunningham, y las nuevas adquisiciones brindan la consistencia que tanto necesitan, podríamos ver a los Pistons salir del pozo. En este escenario, el equipo mejora lo suficiente como para competir, pero aún mantiene su elección de draft para seguir sumando talento joven.

El peor de los escenarios

Por otro lado, el peor de los casos sería una repetición de lo ya visto: Cunningham no logra elevar a sus compañeros, las jóvenes promesas no cumplen las expectativas y los Pistons se ven atrapados en un ciclo de mediocridad, similar al que vivieron en los años de Greg Monroe, Brandon Knight y Andre Drummond. El equipo acumula derrotas, se encuentra sin rumbo y sigue siendo irrelevante en la NBA.

¿Esperanza o resignación?

Para los fanáticos de los Pistons, esta temporada será decisiva. La presión sobre Cade Cunningham es inmensa, ya que en julio se decide si el equipo le ofrecerá una extensión máxima de $224 millones. ¿Vale la pena apostar el futuro de la franquicia en él? Los primeros meses de la temporada nos darán una idea clara de si Detroit está en el camino correcto o si, una vez más, deberán regresar a la mesa de reconstrucción.

Si bien es tentador etiquetar a los Pistons como el peor equipo de la liga, también existe la posibilidad de que este grupo joven encuentre su química y comience a construir un futuro más prometedor. Después de todo, la NBA es una liga de sorpresas, y a veces los equipos más inesperados son los que terminan desafiando las expectativas. Para los Pistons, la esperanza es lo último que se pierde.

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