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En la madrugada del 6 de julio de 2019, el destino de la NBA dio un giro inesperado cuando Kawhi Leonard, entonces la joya más codiciada de la agencia libre, eligió a Los Angeles Clippers como su nuevo hogar. En ese momento, parecía que los Clippers habían ganado la lotería: no solo adquirían a Leonard, sino también a Paul George en un traspaso monumental. Sin embargo, seis años después, esa noche que prometía el inicio de una dinastía ha terminado convirtiéndose en uno de los mayores fracasos en la historia reciente de la NBA.
La falsa promesa de una nueva era
El movimiento de Kawhi Leonard no solo sorprendió al mundo de la NBA, sino que cambió de inmediato las expectativas sobre el futuro de la liga. Los Clippers parecían estar en camino de desafiar a sus vecinos, los Lakers, por la supremacía en Los Ángeles y la NBA. Con dos de los jugadores más talentosos de la liga, la promesa era clara: títulos, relevancia y un nuevo legado que sería recordado durante décadas.
Sin embargo, lo que siguió fue una serie de decepciones y caídas tempranas en los playoffs. Leonard, a pesar de su incuestionable talento, ha estado marcado por las lesiones. Desde su llegada a los Clippers, ha jugado solo una fracción de los partidos de la temporada regular y, lo que es peor, se ha perdido tramos cruciales en los playoffs, lo que ha impedido que el equipo logre consolidarse como contendiente serio al título. Paul George, su compañero en esta aventura, también ha tenido problemas con su salud y rendimiento. El dúo que prometía grandeza ha sido todo menos consistente.
Mientras tanto, los verdaderos ganadores fueron… ¿los Lakers y los Thunder?
Es irónico que mientras los Clippers luchaban con su proyecto superestrella, los dos equipos que no consiguieron a Leonard aquella noche de 2019 hayan prosperado. Los Lakers, quienes eran uno de los favoritos para hacerse con Kawhi, ya contaban con LeBron James y Anthony Davis, dos superestrellas que, sin la llegada de Leonard, consolidaron una química que los llevó al título en la burbuja de 2020. Sin la necesidad de otra gran figura, los Lakers lograron construir un equipo equilibrado, con jugadores de rol que complementaron perfectamente a sus líderes.
Por otro lado, los Oklahoma City Thunder, que enviaron a Paul George a los Clippers en ese monumental traspaso, se encontraron con una inesperada joya: Shai Gilgeous-Alexander. Hoy en día, SGA se ha consolidado como uno de los mejores jóvenes de la liga y ha llevado a los Thunder a un renacimiento que podría culminar en una dinastía si todo sigue su curso. Además, el traspaso de George les otorgó una cantidad récord de selecciones de draft, asegurando un futuro lleno de promesas jóvenes.
Los errores fatales de los Clippers
El principal error de los Clippers no fue fichar a Leonard y George, sino en cómo gestionaron ese proyecto desde entonces. En lugar de construir una identidad de equipo, la franquicia se centró en su dependencia de dos jugadores que, por múltiples razones, no pudieron estar presentes en momentos clave. Leonard, conocido por su falta de inclinación hacia el liderazgo, nunca asumió el rol de capitán del equipo, y su ausencia en los playoffs, observando los partidos desde una suite en lugar de estar en el banquillo, fue una muestra clara de esa desconexión.
Los Clippers han tratado de reforzar su plantilla alrededor de Leonard y George, con profundidad y talento, pero en los playoffs, donde los juegos se definen por las estrellas, la ausencia de estas figuras ha dejado al equipo sin rumbo. Para empeorar la situación, George dejó el equipo rumbo a Filadelfia después de que las negociaciones para su renovación fracasaran. En cambio, los Clippers decidieron doblar su apuesta por Leonard, firmándolo por tres años más, pero sin su compañero estrella, el futuro luce más incierto que nunca.
El legado fallido y lo que queda para los Clippers
Aunque los Clippers han ganado más partidos de temporada regular que los Lakers en estos seis años, la falta de éxitos en los playoffs es lo que define a las franquicias. Mientras los Lakers han añadido un trofeo más a su gloriosa historia, los Clippers siguen sin alcanzar las Finales, y la nueva era prometida por Leonard y George parece estar llegando a un triste final.
Con la apertura del Intuit Dome en el horizonte, Steve Ballmer, el apasionado propietario de los Clippers, se enfrenta a la realidad de inaugurar su nuevo hogar con un equipo que, en el mejor de los casos, solo tiene a un Leonard envejecido y a un James Harden en el ocaso de su carrera como atracciones principales.
A largo plazo, el proyecto que alguna vez fue visto como revolucionario ha sido un experimento fallido, una combinación de malas apuestas, lesiones y una desconexión entre sus estrellas y la identidad del equipo. Para los Clippers, el desafío ahora es reconstruir, pero la pregunta sigue siendo si este ciclo ha condenado al equipo a regresar a la irrelevancia.
La historia de los Clippers en la era de Kawhi Leonard y Paul George será recordada como una lección para toda la liga. No basta con fichar a las mejores estrellas; es necesario construir una cultura ganadora, gestionar las expectativas y, sobre todo, tener líderes dispuestos a asumir la responsabilidad. Mientras los Clippers siguen buscando respuestas, sus rivales, los Lakers y Thunder, ya disfrutan de los frutos de una noche que, en retrospectiva, cambió el destino de varias franquicias en la NBA.