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No podemos decir que los Indiana Pacers pasan por mal momento, cuando ostentan a la fecha de hoy un positivo registro de 23-18 y justo cuando han disputado el 50% de los encuentros de la fase regular, se encuentran dentro de los seis mejores de la conferencia del Este.

Los dirigidos por Rick Carlisle desde un inicio han intentado armar un equipo dinámico y con velocidad en las transiciones, que precisamente ha sido la clave de la buena cantidad de victorias que han cosechado; aunque desde acá, miramos con cierta preocupación el rendimiento del dominicano Chris Duarte en los últimos dos meses de acción.

Sobre todo desde que sufriera el esguince en su tobillo izquierdo, justo pocos días después de haber tenido el mejor partido en su carrera en la NBA, con sus 30 puntos ante los Brooklyn Nets, pero al momento de reaparecer de esa mencionada lesión, las oportunidades que ha recibido han sido pocas.

Primeramente, ha salido del quinteto abridor, y justo antes de salir lesionado, ya venía siendo amenazado por las grandes actuaciones de Andrew Nembhard y de su selección de primera ronda Bennedict Mathurin, quién no bajaba de 20 puntos por partido.

Y pues en los recientes cinco partidos, de los cuales Indiana ha salido airoso en cuatro de ellos, Duarte solo ha jugado 55 minutos, y llegando a anotar solo 12 puntos, lo que resulta ser algo muy grave y notándose que ha perdido un poco la confianza, hoy con solo un 32% de acierto de campo, por debajo del 43% de la temporada pasada.

Una confianza en la que sabemos está trabajando por recuperarla, porque en su temporada de novato ya había demostrado de lo que es capaz y por lo general en el segundo año suele ocurrir una baja en los números de todo jugador; pero a este nivel siempre se corre el riesgo de perder ritmo y tener más cuesta arriba un repunte en cuanto a juego.

Mientras este equipo conserve su buena racha en cuanto a resultados, el oriundo de Puerto Plata la tendrá un poco más difícil de volver a estar entre los cinco abridores, por lo que su esfuerzo deberá duplicarse, aunque su talento esté más que comprobado.